Mi Frío Exmarido (Amelia y Dorian) romance Capítulo 1263

El corazón de Dorian se sintió de pronto como si alguien lo hubiese apretado con fuerza, retorciéndolo sin piedad.

El arrepentimiento comenzó a expandirse en su pecho justo cuando se agachó frente a Amelia.

—Ya no llores.

Sin darse cuenta, su voz se volvió suave, casi temblorosa. Levantó la mano para secarle las lágrimas, pero apenas rozó su mejilla, Amelia lo apartó de un manotazo.

—¡No me toques!

Desde que conocía a Amelia, Dorian jamás la había visto explotar así. Su mano quedó suspendida en el aire, congelada. La miró con una mezcla de sorpresa e impotencia.

Amelia, por su parte, estaba completamente atrapada en esa oleada de tristeza que venía arrastrando desde hacía tiempo. La invadía una sensación amarga: “¿De verdad no merezco ni un trato normal de tu parte?”, “¿Qué hice tan mal para vivir constantemente como si no valiera nada?”. Esos pensamientos la asfixiaban. Recordó la noche de su cumpleaños número diecisiete, aquella vez que él le mostró una ternura inusitada, los coqueteos durante la época de estudiantes y el cambio brusco a la indiferencia. Había repasado una y otra vez lo que pudo haber hecho mal. Desde la noche de la reunión de exalumnos, donde él perdió el control, hasta el momento en que le propuso matrimonio con esa calma distante, e incluso durante los dos años de matrimonio en los que apenas parecían conocidos, y después, tras el divorcio, los arrebatos de furia repentinos de Dorian, su empeño por no dejarla ir, y los días recientes en los que él había sido cruel, sarcástico, casi como si disfrutara hacerla sentir menos. Toda esa maraña de emociones la golpeó sin piedad, trayendo consigo cada agravio, cada herida, cada injusticia desde que lo conoció a los diecisiete años. Todo lo que antes había reprimido bajo la razón y el miedo se desbordó, perdiendo el control.

Con los ojos hinchados y llenos de rabia, Amelia lo fulminó: