Capítulo 83
Eduardo ya se había acostumbrado al cariñoso acompañamiento de Cintia, incluso dependía de ella y sin darse cuenta, lo que habla empezado como una relación de conveniencia se había transformado en protección. Así que cuando vio que Dorian ignoraba a Cintia, frunció el ceño de Inmediato: “¿Qué clase de actitud es esa? ¿Es así como tratas a tu madre?”
Dorian se volteo y lo miró: “Mi mamá murió hace tiempo.”
El rostro de Cintia se tenso.
Dorian los miró a ambos: “¿Ustedes buscaron a Amelia ese día, cierto?”
Cintia se sintió débil de inmediato, Dorian le habia advertido que no buscara a Amelia.
“Nos encontramos por casualidad en la escuela y charlamos un poco.” La voz de la mujer se volvió aún más débil.
“¿Charlaron un poco?” Dorian esbozó una media sonrisa que rápidamente desapareció y la miró fijamente, con calma, *Señora Cintia, antes le decía mamá pensando que también habia pasado por mucho y una vez dicho, quedó así. Pero por favor, recuerde su lugar, no porque lleve el titulo de ‘madre’ puede criticar e interferir con mis cosas. Si hay una próxima vez, no esperen que sea indulgente.”
El rostro de Cintia se puso pálido.
Eduardo también se molesto: “Dorian, ¿qué estás diciendo? Pide disculpas a tu madre ahora mismo.”
“Lo mismo va para ti, papá.” Dijo Dorian, “Espero que esta no sea la última vez que te llame así.”
“Dorian…” Eduardo estaba furioso.
Cintia forzó una sonrisa: “No se enojen, no se enojen, fue mi error, solo coincidimos ese día y pensé que sería bueno vernos después de tanto tiempo, tal vez compartir una comida juntos, no pensé que Amelia se opondría tanto.”
Dorian la miró de reojo: “Cállate!”
Cintia y Eduardo se quedaron en silencio.
Ambos estaban sorprendidos. El Dorian que conocían siempre había sido reservado y educado, nunca lo habían visto usar un lenguaje tan directo y brusco.
Manuel y su familia vivian al lado, habian oido algo de ruido ya que no habían cerrado la puerta, así que la abrieron.
Manuel, que había pasado por muchas cosas en la vida, intuyó de inmediato que había un conflicto familiar y con una sonrisa trató de mediar: “¿Qué pasa aquí? ¿Por qué todos tienen esa cara?”
Luego se dirigió a Dorian con entusiasmo: “Dori, esta noche Lorenzito invitó a Amanda a cenar, ven con nosotros, hace mucho que no se ven, deben estar algo distanciados.”
Dorian no respondió, su mirada fue directamente hacia Lorenzo, que estaba detrás de Manuel.

Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi Frío Exmarido