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No Me Dejes, Aunque No Te Lo Mereces romance Capítulo 130

Aunque hace un momento Marisela había animado a Johana para que viniera a ponerle un alto a Ariel y Maite, al final, terminó enviándole un mensaje a Raúl en secreto. No soportaba ver cosas fuera de lugar y le pidió que arreglara el asunto.

Raúl le contestó que no se preocupara, que Maite no estaba ahí.

Pero al abrir la puerta del cuarto, lo primero que vio fue a Maite sentada muy tranquila junto a Ariel. El gesto de Marisela cambió de inmediato.

Por su parte, Johana, al ver a Maite y Ariel juntos, simplemente apartó la mirada, como si nada le afectara. Ni una pizca de emoción en el rostro. Aquella escena ya la había imaginado. De hecho, ya estaba acostumbrada.

Frente a la mesa de juego, Raúl vio que Johana y Marisela llegaban y se apresuró a levantarse para recibirlas.

Marisela, al verlo acercarse, cruzó los brazos sobre el pecho y, sin disimular su incomodidad, le lanzó una mirada rápida a Maite antes de preguntar con voz cortante:

—¿Y esto qué es?

Raúl, percibiendo la tensión, explicó:

—En realidad, ella no estaba. Pero hace rato le llamó a tu hermano y pues decidió venir por su cuenta.

Mientras hablaba, instó a las dos a acercarse:

—Ándenle, pasen, ya luego platicamos.

A regañadientes, ambas fueron llevadas por Raúl. Maite, al notar que se acercaban, les sonrió y saludó con amabilidad:

—¡Joha, Marisela! Qué bueno que ya llegaron, siéntense con nosotros.

Johana apenas asintió con la cabeza, sin mostrar emoción alguna. Marisela, en cambio, le lanzó a Maite una mirada de desdén, sin molestarse en ocultar su desagrado.

En ese momento, Noé se levantó para cederle su lugar a Marisela y que pudiera integrarse a la mesa.

Ya sentada, Ariel apenas le dirigió una mirada a ambas antes de saludar a Johana con tono sereno:

—¿Hoy no te tocó quedarte hasta tarde?

Johana respondió con un simple:

—Ajá.

Luego tomó asiento junto a Marisela.

Aunque el ambiente en la mesa estaba animado, Raúl temía que Johana se aburriera, así que pidió al servicio que trajeran botanas y bebidas, y la invitó a una mesa cercana para platicar más a gusto.

Johana respondió con educación:

—Maite.

Al escuchar su nombre, Maite se acercó aún más, sonriendo con sinceridad:

—Joha, quería disculparme por lo de hace unos días. Fui impulsiva, no lo pensé bien antes de hablarte ni de pedirte ayuda, fue mi error. Perdón por ponerte en esa situación.

Johana, con voz tranquila, replicó:

—No te preocupes. Al final, ni ayudé ni nada.

Sin perder el ánimo, Maite continuó:

—La verdad, esos días estaba muy aferrada, solo pensaba en que el proyecto saliera como fuera. Pero escuchando lo que me dijiste, me cayó el veinte. No puedo poner en aprietos a Ariel ni pedirle que deje la colaboración con Avanzada Cibernética solo por mí.

—Así que ya hablé con Ariel. Soluciones Byte se retira del proyecto. Aprovecho para agradecerte, Joha. Gracias por hacerme ver las cosas.

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