No Me Dejes, Aunque No Te Lo Mereces romance Capítulo 165

Las personas bondadosas suelen acabar agotadas, y quienes buscan mantener la dignidad también terminan igual de cansados.

Por suerte, el abuelo aceptó el tema del divorcio.

Cuando Johana regresó a la habitación, Ariel seguía despierto. Ella no le dirigió la palabra; simplemente volvió en silencio a su lado de la cama y se acostó sin decir nada.

A su lado, Ariel la observó, notando su actitud distante, pero no le dio mayor importancia. Apagó la luz del cuarto y también se tumbó junto a su almohada.

El problema era que el dolor en su cuerpo no le daba tregua, así que tardó mucho en poder conciliar el sueño.

En medio del silencio de la noche, cuando toda la casa descansaba, Ariel seguía despierto. Al final, se levantó y tomó un analgésico; solo así el malestar disminuyó un poco.

Volvió a acostarse junto a Johana y, al girar el rostro, se quedó viéndola por un instante.

Si ella mostraba carácter, era porque a él sí le importaba.

La verdad… siempre le había importado.

...

A la mañana siguiente, cuando Ariel despertó, notó que el espacio a su lado estaba vacío; Johana ya no se encontraba en la habitación.

Mientras la buscaba por el cuarto, Marisela apareció recargada con flojera en el marco de la puerta, mordisqueando una manzana.

—Ni te desgastes, Joha se fue porque el abuelo la llamó —le soltó con desparpajo.

Ariel la miró con una expresión impasible, sin ganas de contestar, y desvió la mirada.

Marisela, viendo que la ignoraba, lo miró fijamente y preguntó:

—Hermano, tú no quieres divorciarte de verdad, ¿verdad? Lo de ayer fue un drama a propósito, ¿no? ¿Era para hacerte la víctima, cierto?

Sin darle tiempo a responder, Marisela siguió comiendo y añadió:

—Si Joha se hubiera ablandado, si te hubiera buscado otra vez como antes, o si le hubiera dicho al abuelo que no quería divorciarse, entonces tu plan habría funcionado y ni siquiera estarían hablando de divorcio.

—Pero Joha no cayó en tu juego, ni te defendió ni nada. Así que todo tu numerito no te sirvió de nada.

Marisela había estado dándole vueltas toda la noche, convencida de que Ariel no sería tan tonto como para buscarse una golpiza solo porque sí.

Verifica el captcha para leer el contenidoVerificar