No Me Dejes, Aunque No Te Lo Mereces romance Capítulo 170

El gesto relajado que tenía en el rostro se desvaneció en cuanto vio a Ariel. Johana recuperó esa serenidad habitual con la que solía tratarlo y le respondió con voz tranquila:

—Sí, ya regresé.

Se quitó los zapatos y entró a la casa. Johana echó un vistazo por los cuartos, pero no encontró a Marisela por ningún lado.

Ariel, al notar su búsqueda, le comentó con voz calmada:

—No la busques, el abuelo la llamó al patio de atrás. Te dejó la comida caliente en la mesa.

—Ah, está bien —respondió Johana sin mucho interés y se dirigió directo al comedor.

Al sentarse frente a la mesa, notó que a un costado estaba la laptop de Ariel.

Ariel también se acercó. La computadora era suya, claro.

Johana tomó los cubiertos, lista para empezar a comer, cuando Ariel le sirvió un vaso de jugo recién exprimido y lo dejó suavemente junto a su plato.

Ella levantó la mirada y susurró:

—Gracias.

No había nadie más en casa. Los empleados descansaban en el patio trasero, así que la enorme sala y el comedor quedaban solo para ella y Ariel. El silencio era tan profundo que hasta los sonidos se sentían lejanos.

Johana bebía su jugo y comía en silencio, mientras Ariel se sentaba con su laptop, trabajando como si nada. El golpeteo de sus dedos en el teclado marcaba un ritmo constante, casi hipnótico.

De reojo, Ariel la observaba y, sin cambiar de expresión, preguntó:

—¿Por qué no pruebas los demás platillos? ¿No te gustan?

Johana negó con la cabeza.

—No es eso.

Tras responder, tomó un trozo de costilla y lo puso en su tazón. Luego, alzó la vista y preguntó sin rodeos:

—Ariel, ¿es verdad que Grupo Nueva Miramar va a asociarse con Futuro Digital S.A.?

No esperaba que su pregunta hiciera cambiar la opinión de Ariel. Solo quería confirmar si él realmente pensaba hacer esa alianza.

Además, de ahora en adelante, si seguía conviviendo con Ariel, tenía que aprender a medir sus palabras. No podía hablarle de más sobre temas de trabajo, ni reportarle todo lo que sucedía. Aunque él fuera el inversionista y el jefe del proyecto.

Ariel notó el cambio de tema, la miró y le respondió con una voz suave:

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