No Me Dejes, Aunque No Te Lo Mereces romance Capítulo 172

Él le hacía sentir que todo lo que hacía estaba mal.

Incluso el simple hecho de respirar, incluso aparecer frente a él, era un error.

Después de mirarla fijamente durante un buen rato, con toda la calma del mundo, Johana habló con voz tranquila:

—Dime, ¿qué condición tienes? Habla.

Al llegar a ese punto, Ariel obviamente tenía algo en mente. Así que Johana le lanzó la pregunta de vuelta.

Después de todo, ella nunca tuvo intención de negociar con él.

Viendo que Johana le devolvía la bola, Ariel levantó la mano derecha, le sostuvo la nuca y la atrajo hacia sí, susurrándole al oído:

—Si no invierto en Futuro Digital S.A., no nos divorciamos.

El tirón repentino de Ariel hizo que Johana derramara un poco del medicamento que traía, salpicando la cama y también a ellos dos.

Quedaron tan cerca que Johana pudo mirarlo directo a los ojos.

Sin apartarse ni un centímetro, Johana le respondió con voz serena:

—Invierte.

Ariel se quedó sin palabras.

La respuesta de Johana, tan simple y despreocupada, le provocó a Ariel una mezcla de fastidio y risa.

Al final, él le quitó el frasco de medicamento de las manos y lo puso a un lado. Después, sujetándola suavemente por la nuca, la besó.

El corazón de Johana se encogió, apretó los ojos y, apoyando ambas manos en el pecho de Ariel, intentó empujarlo. Pero él giró rápidamente, envolviéndola en sus brazos y aprisionándola contra él.

Su cabello quedó desordenado sobre el rostro; Ariel le sujetó las muñecas y Johana, con los ojos muy abiertos, le reclamó:

—Ariel, no me gusta arreglar las cosas de esta manera.

Ariel no se movió de encima de ella. Simplemente la miró directo a los ojos y le habló en voz baja:

—¿Tan poco quieres seguir conmigo?

Ante esa pregunta, Johana apartó la mirada y no le respondió.

Su postura siempre fue clara.

El silencio se apoderó del cuarto. Ariel exhaló hondo y, finalmente, se dejó caer sobre ella, hundiendo el rostro en su cuello.

El ambiente del cuarto se volvió denso, casi irrespirable. El olor a medicamento en el cuerpo de Ariel tapaba por completo el perfume natural de Johana.

Ariel ya no hizo nada más, así que Johana dejó de resistirse.

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