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No Me Dejes, Aunque No Te Lo Mereces romance Capítulo 248

En ese momento, Johana tenía la mente llena de ideas, así que no le prestó atención a Ariel. Lo dejó abrazarla mientras sus dedos no paraban de moverse sobre el teclado, escribiendo un reporte con mucha seriedad.

Llevaba los lentes puestos sobre la nariz. Ariel la miraba y, sin querer, un montón de recuerdos se le vinieron encima.

Recordó las veces en que Johana hacía la tarea en su cuarto, en silencio, sin decir ni una palabra en todo el día, solo disfrutando de estar ahí. Todavía podía ver la imagen de ella, sonrojada hasta las orejas, aquella vez que por accidente manchó las sábanas de su cama. Se despertó tan avergonzada, que parecía que le iba a salir fuego de la cara.

Él solo le dijo que no pasaba nada, que se calmara. Luego, tomó las sábanas, las lavó con sus propias manos, y se aseguró de que estuvieran limpias antes de tranquilizarla: nadie más iba a enterarse. Solo entonces, Johana pudo respirar tranquila.

En ese entonces, se llevaban bastante bien.

No hablaban demasiado, pero la cercanía era suficiente.

Lo que Ariel no sabía era que esos detalles, que para él eran cosa de nada, en el corazón de Johana se transformaron en recuerdos que la marcaron, y fueron sembrando sentimientos cada vez más profundos.

De no ser así, ¿cómo habría aguantado todo eso durante tres años?

Pasadas las once de la noche, por fin terminó de plasmar en el documento todas las ideas que tenía en la cabeza. Al estirarse, Johana se dio cuenta de que seguía sentada sobre las piernas de Ariel.

Con movimientos lentos, intentó levantarse, pero Ariel la sujetó con firmeza, impidiéndole moverse.

Sintiendo el cuerpo de Ariel bajo el suyo y notando el cambio en él, Johana se quedó completamente quieta, sin atreverse a moverse ni un centímetro.

No se atrevía a hacer nada, y Ariel, abrazándola, la besó suavemente antes de acercarse a su oído y susurrar con un tono travieso:

—Joha, ¿cuándo me vas a dar permiso? Si solo puedo mirar, pero no probar, la cosa se pone difícil.

Atrapada entre sus brazos, Johana se volteó a mirarlo, apoyando las manos en la mesa.

—Tú fuiste el que buscó esto. Si no hubieras venido, nada estaría pasando. Ahora, encima, me distraes.

Ariel, con una mano en su cintura y la otra acariciándola, le susurró con voz baja:

—Joha, ¿y si esta noche me quedo contigo?

Johana se quedó pensando, mordiendo los labios. Al final, habló con calma:

—Ariel, las dos veces que viniste me has dejado bastante inquieta. Y la verdad, estos días tengo mucho trabajo, no tengo cabeza para estar en dramas contigo. Déjame concentrarme, necesito acabar lo que tengo pendiente. ¿Puedes darme ese espacio?

No le estaba mintiendo. El producto saldría al mercado a fin de año, había conferencias, informes por preparar, y mil pendientes más.

Exceptuando las dos veces que Ariel había ido a buscarla, Johana tenía toda su energía enfocada en el trabajo. Ni siquiera había tenido tiempo de discutir el tema del divorcio, mucho menos de presionarlo para que firmara.

Cada vez que sacaban el tema, acababan peleando a lo grande.

Eso la agotaba.

Le afectaba el ánimo y el trabajo.

A la mañana siguiente, Johana despertó y vio a Ariel dormido junto a su almohada.

Se llevó la mano a la frente, sin saber qué pensar.

Por más vueltas que le daba, nunca imaginó que Ariel acabaría recurriendo a esto, rebajando su orgullo con tal de reconciliarse.

Ariel, medio dormido, la vio sentada a su lado, con la mano en la frente, y la saludó con voz adormilada:

—Buenos días.

Johana reaccionó de inmediato y le devolvió el saludo con firmeza:

—Buenos días.

En cuanto pudo, Johana se levantó para arreglarse y Ariel también se puso de pie. Antes de que ella se diera cuenta, Ariel ya estaba pegado a su lado, buscándola con cariño antes de salir y subirse al carro para llevarla a la oficina.

Teodoro ya le había dejado la ropa limpia colgada en la puerta desde temprano.

Dentro del carro negro, Ariel tomó el volante, miró de reojo a Johana y le preguntó, señalando sus pies:

—¿No te duele caminar así? ¿Qué te dijo el doctor en la revisión más reciente?

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