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No Me Dejes, Aunque No Te Lo Mereces romance Capítulo 260

—Ay… Es que me siento triste, siento que te fallé a ti y a tu abuelo. Además, esa muchacha de la familia Carrasco no me agrada. No me gusta la idea de que sea mi nieta política —murmuró la abuela, soltando lo que le pesaba en el corazón.

Johana acarició suavemente la mano de la abuela, buscando tranquilizarla.

—Abuelita, Ariel y yo no nos llevamos bien, nuestros caracteres no encajan. Si siguiéramos juntos, los dos terminaríamos tristes.

Luego añadió:

—Ariel es un buen tipo, siempre cae bien. Seguro encontrará una esposa que le haga feliz y con la que todos estén contentos. Abuelita, confía en él, ¿sí?

La comprensión de Johana hizo que la abuela la mirara con ternura y un dejo de melancolía.

—Hija, ¿cómo es que eres tan madura? Tan madura que hasta me duele verte así —suspiró la anciana.

Johana solo siguió acariciando su mano, regalándole una sonrisa cálida pero silenciosa.

Las personas que crecen sin madre suelen sentir una falta de cariño, por eso suelen aprender a ser más consideradas con los demás.

Después de platicar un rato más y de animar a la abuelita en el hospital, Johana regresó a la oficina para continuar con su trabajo.

...

Al día siguiente, tras visitar a la abuela, Johana fue a dar una conferencia en la Universidad Nacional de Río Plata.

Bruno fue con ella.

Al llegar al campus, Johana se enteró de que no era la única invitada a la charla inaugural: también habían invitado a Fermín.

Así, gracias a la presencia de Fermín, ambos terminaron saliendo en la televisión local.

Fermín habló sobre el desarrollo urbano y los planes para el futuro de la ciudad. Johana, por su parte, se enfocó en el futuro de la robótica, los avances tecnológicos y compartió algunos de sus métodos de estudio cuando era alumna.

Mientras ambos estaban en el escenario, los estudiantes en el auditorio no paraban de gritar y aplaudir. Era tanta la euforia que por momentos parecía que el lugar iba a estallar.

El momento más efusivo fue cuando Johana subió al escenario con un conjunto sencillo pero elegante, muy de oficina. Los gritos de los chicos sobrepasaron incluso el volumen de su micrófono.

La primera frase de Johana fue:

—Muy buenos días, compañeros, feliz inicio de semestre. Soy Johana, técnica de Avanzada Cibernética.

Hacia el fondo, Ariel también había llegado.

Observaba a Johana, resplandeciente bajo las luces del escenario, hablando con soltura de tecnología industrial. Miraba cómo los estudiantes la escuchaban atentos y la elogiaban sin parar.

Por un momento, Ariel se sintió fascinado por ella, y notó que Johana, poco a poco, se alejaba de su mundo.

No muy lejos, Néstor también apareció.

Estaba de vacaciones en casa y al enterarse de la conferencia de Johana, decidió pasar a verla.

Poco después de las once, la conferencia terminó.

Johana bajó del escenario con sus documentos en mano, pero en cuanto puso un pie en el suelo, decenas de estudiantes la rodearon.

—Señorita Johana, ¿me pasa su WhatsApp?

—Señorita Johana, ¿puedo agregarla a WhatsApp?

—Señorita Johana, ¿nos deja escanear su código para agregarla?

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