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No Me Dejes, Aunque No Te Lo Mereces romance Capítulo 295

Johana dijo que el salario seguiría igual, después de todo, siempre hacían falta manos para cuidar las plantas y la casa.

Después de asegurarse de que Carina estuviera bien, Johana salió varias veces más, llevando los papeles al banco y a la oficina de bienes raíces.

Aunque ya habían realizado los servicios funerarios del abuelo, todavía quedaban asuntos pendientes por resolver.

En cada trámite, Ariel la acompañó conduciendo el carro.

Desde que el abuelo falleció, Ariel dejó a un lado todas sus actividades, dedicándose por completo a ayudar a la familia Herrera y a Johana con lo que hiciera falta.

Tenerlo cerca, ayudando en cada paso y encargándose de todos los detalles, le quitó un gran peso de encima a Johana.

No tenía que preocuparse por los lugares a los que debían ir ni por los trámites: Ariel ya había hablado con la gente indicada, así que todo salió sin contratiempos.

Cuando terminaron de hacer todo, el carro se detuvo frente a la casa justo cuando el reloj marcaba las cuatro de la tarde.

Johana no se quitó el cinturón de inmediato. Giró hacia Ariel y, con una tranquilidad serena, le dijo:

—Ariel, estos días has estado al pie del cañón. Yo ya terminé con todo lo que tenía que hacer. Ahora regresa a casa, descansa un poco y enfócate en tu trabajo.

Luego agregó con seriedad:

—De verdad, gracias por todo.

Las palabras de Johana salieron del corazón. Ariel le acarició la mejilla con una mano y, sonriendo, respondió:

—Va, acepto tu agradecimiento.

Johana no apartó su mano. Había algo en ese gesto que no quería interrumpir.

Se miraron en silencio unos segundos. Al final, Johana sujetó la muñeca de Ariel y, delicadamente, le quitó la mano de su rostro, diciendo en voz baja:

—Entonces, me voy a entrar.

Ariel asintió:

—Está bien.

En ese momento, Johana se quitó el cinturón y bajó del carro. Ariel la siguió.

La acompañó hasta la puerta.

Viendo que Ariel también bajaba, Johana se giró y lo miró:

—Ya vete, en serio. Yo estoy bien.

Ariel no se movió. Caminó hasta ponerse frente a Johana, le revolvió el cabello y le advirtió:

—Si necesitas algo, llámame. Aunque estemos divorciados, nos conocemos desde hace años. Seguimos siendo amigos.

Capítulo 295 1

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