No Me Dejes, Aunque No Te Lo Mereces romance Capítulo 301

Johana asintió con amabilidad.

—Así es.

Para no interrumpir más a Fermín mientras comía, Johana dejó de hablar tanto como antes. En su lugar, comió tranquila y platicó con él, de vez en cuando le preguntaba su opinión o si quería saber algo más.

Entre pregunta y respuesta, la cena se fue rápido. Cuando terminaron de comer, ya eran las nueve de la noche.

Johana se sintió más que satisfecha.

Al llevarla de regreso en el carro, Fermín iba de muy buen humor. Pensó en invitarla a dar una vuelta, pero como al día siguiente era día laboral y ella siempre andaba ocupada, mejor se guardó las ganas.

En el fondo, no quería incomodarla.

El carro se detuvo frente a la casa de Johana. Fermín bajó para acompañarla hasta la puerta. Ella le agradeció de forma cordial:

—Gracias, señor Fermín, por la cena de hoy.

Fermín le regaló una sonrisa cálida.

—Gracias a usted, señorita Johana, por compartir sus conocimientos y el material que preparó.

—No hay de qué —contestó Johana—. Bueno, me voy a descansar. Que pase buena noche, señor Fermín.

—Hasta la próxima —dijo Fermín, despidiéndose.

Se quedó con las manos en los bolsillos del pantalón, mirando cómo Johana entraba a su casa. Aquella noche, su ánimo estaba por las nubes.

...

Ya en casa, Johana saludó a Carina. Se quedó platicando un rato con ella antes de subir a su cuarto para alistarse y bañarse.

Antes de dormir, llamó a Marisela. Le contó cómo le fue en el día, y después se recostó a descansar.

...

Durante los dos días siguientes, Johana se la pasó en el laboratorio. Dormía en el pequeño cuarto del lugar y apenas salía.

No fue sino hasta la noche del miércoles que volvió a casa manejando su carro.

El camino de regreso al centro era largo y solitario.

Ambas manos firmes en el volante, la mirada fija en la carretera, Johana sintió como si estuviera mirando el resto de su vida: un trayecto interminable, rodeada de soledad.

El carro avanzaba a paso constante, ni lento ni rápido. Johana recordó cómo, cuando tenía ocho años, su madre la había dejado; seis años atrás, fue su padre quien se fue.

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