No Me Dejes, Aunque No Te Lo Mereces romance Capítulo 316

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Esos recuerdos siempre se quedaban en su mente, como sombras que nunca se disipaban.

...

Mientras tanto, en la Casa de la Serenidad.

Después de la siesta, Johana salió al patio a practicar cómo caminar. Carina la acompañaba de cerca.

A Carina le preocupaba que dejar a Johana sola en la Casa de la Serenidad fuera peligroso, que alguien pudiera tratarla mal, así que decidió quedarse con ella. Cada dos días regresaba a la Mansión Herrera para limpiar y cuidar el jardín, asegurándose de que todo estuviera en orden.

Ahora, al ver que Johana caminaba mucho más segura y que recuperaba la fuerza en sus brazos y piernas, Carina por fin pudo respirar tranquila.

Temía que Johana no pudiera sanar, que el destino fuera demasiado cruel con la familia Herrera.

Cuando terminaron de practicar, regresaron a la casa. Ya eran las cuatro de la tarde.

Johana tomó un poco de fruta y luego decidió llamar a Ariel.

—Ariel, ¿vas a venir a cenar esta noche? —preguntó con voz suave.

Ariel revisó su agenda antes de responder:

—Esta noche tengo una reunión, sólo voy a pasar un rato y regreso pronto.

Al escuchar esto, Johana asintió:

—Está bien, entonces no te vamos a esperar para la cena.

Intercambiaron un par de palabras más y cortaron la llamada.

Esa noche, Ariel fue a la reunión, pero sólo se quedó lo necesario para cumplir. Salió pronto.

Sin embargo, en vez de regresar a la Casa de la Serenidad, se dirigió al hospital. Fue a ver a Maite.

Había estado dándole vueltas todo el día, pensando en ese rostro tan parecido al de Lorena, hasta que decidió ir.

Al llegar a la habitación, vio a la señora Verónica con los ojos enrojecidos, evidenciando que había llorado. En ese momento, sólo estaban ella y Maite; Esteban Carrasco no se encontraba allí.

La señora Verónica, al ver que Ariel por fin se aparecía, se llenó de alegría y comenzó a contarle todo de inmediato:

—En esa época, la situación en casa era difícil. Cuando quedé embarazada, no pude cuidar bien ni a ella ni a Lorena, por eso las dos nacieron delicadas. Es más, Maite tuvo que hacerse un trasplante de corazón.