No Me Dejes, Aunque No Te Lo Mereces romance Capítulo 354

...

—Marisela...

El comentario inquisitivo de Delfín hizo que Marisela reaccionara de golpe. Apenas se dio cuenta de que había hablado de más y que estaba a punto de ventilar los secretos de Ariel frente a todos.

Miró a Delfín con cierta cautela, buscando cómo responderle, pero Raúl, con una sonrisa, se adelantó para calmar las aguas:

—Entre esposos siempre hay diferencias. Lo que pasa es que Ariel quería demasiado a Joha, se aferró a esa idea hasta el fondo.

—Pero ya todo eso quedó atrás. Si Joha simplemente se fue y aún existe la posibilidad de que algún día se vuelvan a encontrar, estoy seguro de que Ariel hablaría con ella y le desearía lo mejor en su nueva vida.

Raúl tenía años moviéndose en el mundo de los negocios, así que sabía cómo manejar momentos incómodos con soltura. Sus palabras estaban dirigidas tanto a la mesa como especialmente a Johana. No importaba si era o no la verdadera Johana, decir aquello no traía ningún riesgo.

Mientras Raúl hablaba, no apartaba la vista de Johana. Ella escuchaba con indiferencia, como si la historia tratara de alguien más y no de ella. Sin embargo, al escuchar que Ariel la había querido demasiado y que no podía dejar atrás su obsesión, Johana solo sonrió por dentro.

Ariel, en el fondo, solo se quería a sí mismo. Prefería lastimarla y explotar sus malentendidos antes que escucharla o tratar de entenderla. Su afecto estaba reservado para sí mismo y, en todo caso, para Lorena. Pero para ella, jamás.

Sabían muy bien cómo disfrazar la realidad.

Johana, al recordar el pasado, sentía que esos episodios pertenecían a otra vida. Todo ese dolor había quedado atrás, como si la corriente de un río la hubiera arrastrado lejos de aquellas montañas de sufrimiento.

Marisela admiraba la habilidad de Raúl para calmar la situación, aunque pensaba que estaba pintando a Ariel como un santo. Ella sabía bien que Ariel no era tan bueno como lo describían; él había sido quien lastimó a Joha.

Si no fuera por él, Joha jamás habría enfermado.

Aunque Johana ya llevaba dos años de haber partido, Marisela no encontraba forma de perdonarlo. Para ella, Ariel era el principal responsable de todo lo que había pasado.

Mientras tanto, Delfín, escuchando el discurso de Raúl, soltó una sonrisa aún más amplia.

Con una ceja levantada, soltó con tono burlón:

—Vaya, el señor Ariel resulta ser un romántico empedernido. Parece que la culpa fue de la esposa por no saber valorar lo que tenía. Tal vez se le pasó la mano con sus bromas.

El comentario de Delfín era puro veneno. Marisela no aguantó más y estalló:

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