No Me Dejes, Aunque No Te Lo Mereces romance Capítulo 62

Johana sostenía el plato con ambas manos, y justo cuando estaba a punto de llevarse el tenedor a la boca, Ariel le apartó el utensilio con delicadeza. Dos granos de arroz habían quedado pegados a sus labios.

Ariel la observó sin prisa. Levantó la mano derecha y, con la misma calma, le quitó el arroz de los labios mientras decía con voz tranquila:

—Lo pospuse.

Johana se quedó inmóvil, mirándolo sin poder disimular su sorpresa.

Nunca imaginó que Ariel fuera a retrasar la entrevista por ella. Mucho menos que regresara a verla y se quedara a cuidarla.

Antes de casarse, Ariel solía estar al pendiente de ella, pero después del matrimonio, ambos se volvieron como dos desconocidos.

Al notar cómo Johana lo miraba, Ariel no pudo evitar soltar una risa suave y le dijo con un deje divertido:

—¿Qué, me vas a mirar hasta llenarte? ¿Con eso te vas a curar? Anda, come.

La advertencia la sacó de sus pensamientos. Johana recuperó la compostura y, con voz apagada, murmuró:

—Perdón por darte molestias.

Ariel la ignoró. Tomó el tenedor de al lado y puso un trozo de costilla en su plato.

—Gracias.

Después de agradecerle, Johana bajó la cabeza y siguió comiendo, pero los recuerdos comenzaron a asaltarla sin permiso.

—Ariel, me da miedo brincar, ¿y si me quiebro una pierna?

—Ya estás arriba del muro, de todos modos tienes que saltar. Hazlo hacia mi lado, yo te agarro.

Ella se veía sentada en el muro de la escuela, indecisa. Al final, se animó a saltar y Ariel la recibió en sus brazos.

Pero después, a Marisela no logró atraparla.

Esa vez, Marisela se torció el tobillo y tuvo que quedarse en casa medio mes antes de poder salir de nuevo.

Había muchos recuerdos como ese, pero desde que se casaron todo cambió. Ahora, esas memorias parecían de otra vida.

Al pensarlo, a Johana se le escapó una sonrisa.

A su lado, Ariel la miraba sin mostrar emoción alguna. Con tono indiferente preguntó:

—¿Tan gracioso te resulta que no haya ido a la reunión ni a la entrevista?

—No es eso —Johana levantó la mirada, borrando la sonrisa—. Solo me acordé de cosas del pasado.

¿Del pasado?

Ariel la contempló por un momento, bajó la mirada y luego giró el rostro hacia otro lado.

La madre de Johana había fallecido temprano, y tiempo después su padre también partió.

El viejo siempre la trató bien; de hecho, los tres hermanos la protegieron como si fuera de la familia.

Nunca pensó que Johana sería más práctica que todos. Apenas tenía sentimientos sinceros.

Sin decir más, Ariel se levantó y caminó hacia la ventana, metiendo las manos en los bolsillos del pantalón.

Johana lo vio de reojo y pensó que seguramente había dicho algo fuera de lugar.

Por eso, mejor guardó silencio y siguió comiendo en paz.

Ariel, de pie junto al ventanal, sacó un cigarro y el encendedor. Sin embargo, al recordar que Johana estaba resfriada, dejó ambos objetos sobre una mesa cercana.

Justo en ese momento, sonó su celular.

Era una llamada de Maite.

Contestó rápido.

—Sí, ya voy. No te preocupes.

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Capítulo 62 2

Capítulo 62 3

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