No Me Dejes, Aunque No Te Lo Mereces romance Capítulo 65

No abrió los ojos de inmediato. Solo sentía que la cabeza le palpitaba de dolor.

—Ya que despertaste, levántate —comentó Ariel, y enseguida añadió—: Tienes algo de fiebre, toma primero este medicamento. Si no mejoras, mañana vamos al hospital.

Al escuchar a Ariel, Johana hizo un esfuerzo y se incorporó en la cama.

Alzó la vista hacia él, extendió la mano y recibió tanto el vaso de agua como la pastilla. Murmuró en voz baja:

—Gracias.

No esperaba que, después de la discusión, Ariel todavía estuviera pendiente de que tomara su medicina. Por cómo se había molestado anoche, pensó que él ni siquiera se quedaría.

Después de tomar el medicamento, Johana dejó el vaso vacío sobre la mesa de noche.

El cuarto estaba iluminado apenas por dos lámparas nocturnas; la luz era tenue y el ambiente, silencioso.

La atmósfera también resultaba incómoda.

Ariel llevó el vaso al escritorio y, al regresar, se sentó en el borde izquierdo de la cama, levantando la colcha sin decir nada más.

No volvió a hablar con Johana.

Al poco rato, ambos se acostaron.

Johana se volteó dándole la espalda a Ariel, dejándole la nuca como única vista. Ariel apenas giró la cabeza para mirarla, sin mostrar emoción alguna.

Esta vez, Johana no lo hizo por despecho ni por molestia. Solo quería evitar contagiarle el resfriado.

...

Al día siguiente, cuando Johana despertó, ya pasaban de las ocho de la mañana.

La gripe había mejorado mucho, se sentía con energía.

Se sentó apoyándose con ambas manos, pensando que Ariel ya debía haberse marchado a la junta. Sin embargo, lo vio salir del baño, con el torso desnudo, una toalla blanca enrollada a la cintura y el cabello todavía húmedo, luciendo relajado.

Ariel, sin el menor pudor, hizo que Johana bajara la mirada y apartara los ojos.

Mientras Ariel se secaba el cabello, saludó como si nada:

—Ya despertaste.

Johana asintió:

—Sí.

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