No Me Dejes, Aunque No Te Lo Mereces romance Capítulo 76

Ariel tenía esa expresión típica de quien busca problemas, y Johana lo miró sin mostrar emoción alguna. En tono apacible, soltó:

—Dile a esas mujeres que dejen de buscarme.

La actitud despreocupada de Johana sólo pareció provocar más a Ariel, quien metió las manos en los bolsillos del pantalón y se le acercó, acortando la distancia entre ambos.

Johana retrocedió varios pasos hasta sentir la pared en la espalda. Alzó la vista, enfrentando la mirada intensa de Ariel.

Ariel sacó las manos de los bolsillos y, con gesto lento y seguro, la arrinconó entre sus brazos, apoyando una mano a cada lado de su cabeza. Bajó el rostro, sus ojos llenos de picardía, y le soltó en tono burlón:

—Ya te llevaste a todas al hospital. ¿No crees que deberías compensarme con un hijo, al menos?

Johana no respondió. Se quedaron mirándose, los ojos clavados en los del otro. Finalmente, Johana le advirtió, sin perder la calma:

—Esa persona ni siquiera estaba embarazada. Si quieres un hijo, tendrás que esforzarte más.

El comentario de Johana fue un dardo envenenado, pero a Ariel le causó gracia. Se rio abiertamente y comentó:

—¿Me estás retando, Johana? ¿Quieres que lo compruebe aquí mismo?

El tono de Ariel no tenía ni rastro de enojo; al contrario, parecía divertirse y la seguía provocando, palabra tras palabra.

Johana, con la espalda apretada contra la pared, le puso ambas manos en el pecho, manteniéndolo a raya.

—No hace falta, si quieres comprobar algo, búscate a otra.

Pero cuanto más intentaba mantenerlo lejos, más se acercaba Ariel. Viendo cómo ella evitaba su mirada, él se inclinó para besarla. Johana reaccionó empujándolo de inmediato.

Ariel ni se molestó, sólo le sujetó las muñecas y las presionó contra la pared antes de besarle los labios sin pedir permiso.

El beso no duró mucho. Apenas Johana se dio cuenta, se enfadó de verdad, lo apartó con fuerza y le gritó:

—¿De verdad piensas que soy una ingenua? ¿De verdad crees que no tengo carácter? Que no te reclame ni arme escándalos no significa que no tenga una opinión.

Al terminar, se frotó la muñeca que Ariel le había sujetado, visiblemente molesta.

Ariel, sin mostrar remordimiento, le levantó el mentón con un dedo y, con una sonrisa torcida, preguntó:

—¿Y cuáles son esas opiniones? Cuéntame.

Llevaban tres años de casados y era la primera vez que Johana se mostraba tan molesta por sus asuntos fuera de casa. A Ariel, lejos de incomodarle, le parecía interesante. Quería saber qué pensaba ella de verdad.

Johana pensó que Ariel iba a tomarse las cosas demasiado en serio, que la regañaría por levantarle la voz o la acusaría de ser demasiado dura. Pero, para su sorpresa, él sólo la miraba divertido, como si quisiera seguir el juego.

Sin ganas de seguir peleando, Johana cambió de tema:

—Anda a bañarte. Hoy me duele el estómago, quiero descansar temprano.

Era una forma de decirle, sin rodeos, que no estaba de humor para nada más.

Capítulo 76 1

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