¡Por favor, sé mi pareja! romance Capítulo 175

Punto de vista de Zaden

Quince años después

El viento empujó su cabello hacia atrás, haciendo que se metiera en su boca. Ella escupió los mechones sueltos, y no pudo evitar reírse mientras los echaba hacia atrás y cerraba la puerta de su coche. Luego recogió las bolsas de regalos que había traído y caminó a la entrada principal.

Todavía podía recordar la promesa que nos habíamos hecho y, fiel a su palabra, había regresado a mí del reino de las hadas.

Dejó todas las bolsas a un lado y se acercó a mí para darme un beso en los labios.

“¿Cómo te sientes?”, pregunté.

Hizo un puchero. “Sé que lo preguntas solo porque te preocupa tu princesa, no yo”, respondió.

“Te lo pregunto porque me preocupo por mi reina y mi princesa”, dije mientras acomodaba su cabello detrás de su oído.

“Eso está mejor”, murmuró.

“Riven, tengo miedo”.

“¿De qué?”, preguntó. La preocupación en su voz derritió mi corazón.

“De cómo voy a sobrevivir con tres mujeres en la casa”, respondí.

Se rio entre dientes y me besó. “Estarás bien, Alfa. Ahora vamos, ayúdame con estos regalos. Es el cumpleaños de mi ahijado y necesito comenzar a decorar lo antes posible”.

“Sí, señora”. La ayudé con las bolsas.

“Podéis ir a descansar un poco, yo me encargaré”. Eduardo nos ofreció su ayuda y no nos negamos.

Él había cambiado por completo desde que Lillian se había ido. Se había vuelto serio y distante. Como no tenía otro lugar donde quedarse, lo anuncié de manera oficial como uno de nuestros jefes de guerreros y se quedó en la manada. Echaba de menos a Lillian. No estaba seguro, pero yo creía que eran compañeros, aunque las hadas no podían ser compañeras de otros seres sobrenaturales porque iba en contra de su naturaleza.

Cuando Riven regresó del reino de las hadas, lucía feliz y confiada en sí misma. Ya no tenía miedo de perder el control. Durante su entrenamiento, Rhea también había regresado a su lado. Henrar estaba emocionado con la noticia. También la echábamos mucho de menos.

Después, regresamos a nuestra manada y reanudamos nuestras funciones como líderes sin ningún problema. Emma anunció que quería que Riven fuera la madrina de su hijo, que nació dos meses después. Luego nuestro bebé, Zethes, llegó al mundo tras dos meses y medio. Tal y como Lillian había predicho, era tan poderoso como Riven, pero por suerte aprendió a controlar sus poderes pronto con la ayuda de su madre.

Este día, íbamos a celebrar el cumpleaños de Levi. Con solo quince años ya mostraba todas las cualidades de un perfecto futuro Beta de la manada.

Cada vez que veía los ojos de Lorcan, podía sentir el orgullo por su hijo brillando en ellos. Levi era serio mientras que su hermano mejor, Louis, era todo lo contrario. Era el niño más travieso de toda la manada.

Sin embargo, lo bueno era que, cuando yo no estaba cerca, los tres niños protegían a mi hija, Rue, como si fueran sus escudos personales.

Salí de mis pensamientos cuando escuché un suave llanto que provenía de mi pequeña.

Era tan malhumorada y emocional como su madre. Caminé hacia ella y le entregué el globo que tanto deseaba.

“Toma, ¿ya estás feliz?”, susurré.

Me mostró una amplia sonrisa y asintió. Era un poco tímida. Como era la única niña en la casa, todos la amaban y la mimaban. Tenía a todos en la palma de su mano. Zethes adoraba a su hermanita y estaba emocionado por la que nacería dentro de dos meses. Estaba seguro de que también la protegería, al igual que a Rue.