Resumo de Capítulo 170 – Uma virada em ¡Por favor, sé mi pareja! de Internet
Capítulo 170 mergulha o leitor em uma jornada emocional dentro do universo de ¡Por favor, sé mi pareja!, escrito por Internet. Com traços marcantes da literatura Hombre lobo, este capítulo oferece um equilíbrio entre sentimento, tensão e revelações. Ideal para quem busca profundidade narrativa e conexões humanas reais.
Punto de vista de Zaden
Me perdí en nuestro beso y quería más de ella, pero me contuve porque no teníamos mucho tiempo. Necesitaba convencerla de que era yo. La solté, pero no retrocedí. Mantuve mi frente sobre la suya, tomando cada respiración temblorosa que soltaba en mi cara.
Por fin abrió los ojos y me miró. Era como si no creyera que estaba aquí.
“Riven, soy yo”. Lo intenté una vez más.
“Tú… tú. ¿Zaden?”, susurró incrédula.
“Sí, mi amor, soy yo”, respondí y sequé las lágrimas que salían de sus ojos.
“¿Por qué…? Bueno, ¿cómo…? N-no deberías estar aquí…”, tartamudeó.
“Shh, mi amor. Lo sé, pero escúchame. Prefiero estar aquí contigo que en cualquier otro lugar. Te amo. Por favor, vuelve conmigo”, susurré.
“Ella… ella no me deja”, respondió.
“Escúchame con atención. Sé que es difícil, pero creo en ti. Si existe alguien que puede luchar contra la oscuridad, esa eres tú. Eres la persona más fuerte que he conocido. Te quiero de vuelta, quiero tener una familia contigo y planear nuestras vacaciones juntos. Solo, por favor… no te rindas, bebé. Por favor… por nuestro cachorro. ¡Lucha!”, dije, apoyando mi mano sobre su vientre.
Ella comenzó a llorar, pero asintió.
“No. Quiero que me lo digas, necesito escuchar tu voz”.
“Lucharé contra ella. No me iba a rendir de todos modos, pero esta vez me esforzaré más”.
Tan pronto como terminó de hablar, la besé de nuevo. También pude sentir mis lágrimas bajando por mi cara. No me importaba si me hacía menos hombre o si alguien pensaba que era un cobarde. Estaba aliviado de que por fin la había encontrado, pero también me preocupaba que este pudiera ser nuestro último adiós.
Besé su frente, su nariz, sus mejillas y una vez más sus labios.
Antes de que pudiera darme cuenta, una ráfaga de viento comenzó a rodearme y me desperté con una sacudida. Vi que estaba de regreso en mi cuerpo. Sentía como si estuviera en una montaña rusa que acababa de detenerse. Estaba mareado y aturdido, mis rodillas incluso casi cedieron cuando traté de ponerme de pie.
“¿Qué sucedió?”, preguntó Lorcan.
“¿Por qué está así?”, Liam le preguntó a Lillian.
“No pude seguir aguantando, tuve que sacarlo a rastras o él también habría quedado atrapado en ese lugar”, respondió el hada entre jadeos.
La miré, y noté que sus ojos estaban inyectados en sangre y su nariz sangraba. Entonces Eduardo la ayudó a limpiarse.
“Gracias, Lillian”, le agradecí.
De verdad me sentía agradecido con ella. Si bien todavía no confiaba en esta mujer, me había ayudado en un momento crucial.
“No fue nada, solo hice lo que se suponía que debía hacer”, respondió con indiferencia, tratando de ocultar la sonrisa que amenazaba con escapar de sus labios.
“¿Qué pasó?”, preguntó Liam esperanzado.
Suspiré y pedí que primero me trajeran un vaso de agua.
“¡Fue una experiencia asombrosa!”, comenté.
“Deja de perder el tiempo. Estás llorando. Por favor, dinos que está bien”, insistió Cole.
Sabía que él sentía algo por mi compañera, pero siempre había respetado nuestra relación. Sin embargo, algo había cambiado en mí, no sabía qué, pero me alegraba de que fuera así o habría tenido que entrar en el papel de Alfa posesivo frente a él.
“Conocí a la voz que la rodea. Esa presencia demoníaca o la oscuridad es astuta. Trató de jugar conmigo, pero al final pude encontrarla. No estaba en buenas condiciones, parecía que estaba a punto de rendirse, como si estuviera al borde de la locura. Pude hablar con ella, no estaba segura de si podría luchar contra eso, pero la convencí de lo contrario”.
Todos asintieron, pero sabía que estaban ansiosos por cómo resultaría este plan.
No obstante, yo tampoco estaba seguro. Había visto cuán manipuladora era la oscuridad y era frustrante que ahora solo nos quedaba esperar un milagro.
“Creo que deberíamos ir a ver si Samara está bien. Al fin y al cabo, ella fue la que se encargó de domar a la bestia”, sugirió Eduardo, pero se ganó las miradas irritadas de todos.
“Mi compañera no es ninguna bestia”, murmuré.
“Como digas, pero, Alfa Zaden, por favor, quédate aquí y encárgate de… y-ya sabes”, tartamudeó y se sonrojó.
¡¿Qué diablos estaba insinuando?!
Movió la cabeza en dirección a mi entrepierna y enarqué las cejas confundido.
Entonces me di cuenta de que seguía excitado por nuestro beso y agarre un cojín de inmediato para cubrirme.
“No puede despertar, Alfa”, respondió Lorcan.
“¿Qué?”, pregunté sorprendido. “¿Te refieres a que…?”.
“Sí, ha estado así durante las últimas tres horas. Samara trató de despertarla, pero no pudo. No sabemos qué está pasando”, agregó Kyle.
“Creo que nuestro plan funcionó, pero todavía no sabemos quién ganará la pelea”, comentó Lillian.
“¿Y cómo podemos ayudarla?”, pregunté.
“A decir verdad, solo podemos esperar o rezar”, respondió el hada.
Asentí.
“Zaden, ¿ya comiste? Te traeré algo de comer, luces cansado”. Asentí en silencio. Me sentía entumecido y con la mente en blanco.
Me alegraba de que nuestro plan hubiera funcionado, pero ya no estaba seguro de nada. Solo podía pensar en mi compañera. Sentí que me rompía en millones de pedazos una vez más mientras miraba su cara pálida.
Los latidos de su corazón cambiaban una y otra vez. Se aceleraban y desaceleraban a un ritmo alarmante. Sabía que ella no caería sin luchar. Después de todo, era tonta y obstinada, mi pequeña compañera obstinada.
“Puedes hacerlo, sé que lo lograras. Eres Riven King, mi esposa, mi compañera, mi Luna, mi todo”, dije, sonriéndole. Besé su frente fría y pensé… ¿y si moría?
Respiré hondo. Podía sentir un nudo en mi garganta de tan solo pensarlo. Mis mejillas se humedecieron mientras mis lágrimas caían a su propio ritmo y mi lobo aullaba de tristeza.
No solo perdería a nuestro cachorro… También la perdería a ella.
Sostuve su mano fría y entrelacé nuestros dedos. Tracé círculos sobre su piel helada con mi pulgar y froté sus manos poco a poco para calentarlas.
Todos seguíamos esperando cuando, de repente, algo comenzó a suceder. Su cuerpo se elevó en el aire. Flotaba y brillaba como un ángel ascendiendo al cielo, su piel se iluminaba más a medida que subía. Su luz llenó todos los rincones de la habitación. Sus ojos aún estaban cerrados con delicadeza, como si estuviera en un sueño profundo.
Su pecho se levantó, arqueando su espalda hacia arriba. De verdad era la mujer más hermosa a mis ojos, era mi compañera. Estaba atrapada en un campo de fuerza brillante a su alrededor que la sostenía en el aire. Entonces la barrera brilló más fuerte, explotó y expulsó su energía más allá de la habitación. Después, la luz se atenuó hasta apagarse y Riven cayó desde una altura considerable. Salí de mi trance justo a tiempo para atraparla.
Lucía como una flor frágil mientras estaba inconsciente en mis brazos. Acaricié su suave mejilla con mis dedos, disfrutando la sensación de mi piel contra la suya.
¿Estaba a salvo? ¿Ya estaba en el camino correcto?
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