Reencarné y mi Esposo es un Coma romance Capítulo 182

Pero que el hermano mayor se adueñara de todo a la mala, eso ya era bajo.

Él no estaba de acuerdo para nada.

Felipe conocía a Ignacio mejor que nadie, así que se mostraba tranquilo, casi divertido.

—A ver, ¿tú crees que fue casualidad que todos, estando en el extranjero, nos topáramos con esa transmisión en vivo? ¿De verdad crees que tu hermano tiene la habilidad para que justo nosotros la viéramos?

Leandro soltó el aire de golpe, sorprendido.

—¿Esto es una trampa dentro de otra trampa?

—Obvio Camilo es el que perdió, pero el tipo anda convencido de que salió ganando. ¿Viste su cara de presumido? Te juro que me dan ganas de volar ahorita mismo a Clarosol y ponerlo en su lugar —Felipe también estaba molesto. No llevaba ni un mes fuera y ya la familia Guerrero andaba haciendo de las suyas.

Leandro se acercó y preguntó en voz baja:

—Abuelo, ¿quieres que te compre un boleto para regresar? Total, Ignacio también quiere que vuelvas.

Felipe no tenía pensado regresar a Clarosol, pero ahora, viendo que la familia Guerrero sacó un traidor, sentía que no le quedaba de otra.

—Leandro, consígueme el vuelo más próximo. Voy a regresar a poner orden personalmente —Felipe ya se imaginaba llegando a la sala de juntas del Grupo Guerrero y dándole una buena arrastrada a todo el que se lo mereciera.

Leandro se movió rápido. El vuelo más cercano salía en dos horas, así que tenían el tiempo justo para llegar al aeropuerto.

...

Por otro lado, en la sala de juntas del Grupo Guerrero.

Los altos mandos del Grupo Guerrero ya habían revisado el contrato que Camilo dejó sobre la mesa. Todos lo miraban como si fuera un payaso haciendo el ridículo. ¿Cómo se le ocurría exhibirse solo de esa manera?

Camilo, ajeno a esas miradas, pensaba que todos lo envidiaban.

—Ya está el contrato, se firmó y es válido. Ignacio, espero que cumplas tu parte, porque si esto termina en los tribunales, no le va a gustar a nadie —dijo Camilo, usando un tono de superioridad, como si le estuviera haciendo un favor.

Ignacio mantenía la sonrisa, pero esa sonrisa era puro sarcasmo.