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Reencarné y mi Esposo es un Coma romance Capítulo 47

Julieta, acorralada, recurrió al ataque.

—¡Me estás tendiendo una trampa! —gritó, con el rostro descompuesto por el llanto, señalando a Sabrina—. ¡Seguro que todo esto es obra tuya y ahora quieres echarme la culpa a mí! Con razón elegiste a un hombre en coma en la cena. ¡Sabías que Ignacio iba a despertar porque tú misma cambiaste el incienso!

Sabrina sonrió con frialdad.

—Por mucho que intentes defenderte, no puedes borrar lo que le hiciste a Ignacio. Si estoy aquí, enfrentándote, es porque tengo todas las pruebas. Este incienso lo encargaste en "Paraíso del Perfume". Tengo el video de seguridad de ese día, donde se te ve y se te oye hablando con el dueño. ¿Quieres que destroce la poca dignidad que te queda?

La sangre huyó del rostro de Julieta. Se quedó paralizada, con la mirada vacía.

Solo una idea cruzaba su mente: escapar. Pero sus piernas, pesadas como el plomo, no respondían. Un escalofrío le recorrió la espalda.

—Julieta, desde que llegaste a esta casa, te he tratado bien. ¿Por qué has hecho esto? —le preguntó Felipe, con los ojos inyectados en sangre.

Julieta reaccionó. Miró a Felipe y soltó una risa amarga.

—¿Y todavía tienes el descaro de preguntármelo? ¿De decir que me has tratado bien? ¡Eres un hipócrita! Mi esposo, Emilio, tu primogénito, entró a trabajar en el Grupo Guerrero a los veinticinco años. Se ha dejado la piel por la empresa. ¿Y cómo se lo pagaron tú y tu difunta esposa? Le diste todas las acciones de ella a Ignacio. Mi esposo, con más de cincuenta años, apenas ha llegado a ser gerente. ¡Pero Ignacio, con veintidós, ya era el jefe! ¿Crees que eso es justo? ¿Cómo no iba a odiarlo?

Sus palabras resonaron en Petrona y Betina, que intercambiaron una mirada cómplice. Ellas pensaban lo mismo.

Capítulo 47 1

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