Entrar Via

Reencarné y mi Esposo es un Coma romance Capítulo 88

¿Deber?

Sabrina estaba confundida. ¿Qué deber? Apenas se conocían, y solo a través de Ignacio.

—La verdad es que tengo curiosidad por el amuleto que me has dado. Los símbolos que tiene son diferentes a los que he visto antes.

—Es un diseño exclusivo mío, por eso no se parece a los que se ven por ahí.

—¿Te dedicas a la adivinación? —preguntó Sabrina, fingiendo ignorancia.

—No…

—Entonces, ¿cómo es que creas tus propios símbolos?

—Es solo un pasatiempo. Mi profesión principal es el diseño de moda.

—¡Qué casualidad, somos colegas! Yo trabajo en Empresas Nube —dijo Sabrina, asintiendo.

—¡De verdad! ¡Qué bien! Deberíamos intercambiar nuestros contactos para hablar de diseño —dijo Adriana, fingiendo sorpresa.

Sabrina le mostró el código QR de su celular para que la agregara.

—Últimamente hay un Concurso de Diseño de Moda, ¿participas? —le preguntó Adriana.

—En la empresa solo hay una plaza, y de momento me he inscrito en la selección interna.

—¿Necesitas competir por un puesto en Empresas Nube? ¿No puedes pedirle a Nacho que te dé la plaza directamente? —preguntó Adriana, extrañada.

—No, la justicia y la imparcialidad son importantes para todos —respondió Sabrina. Su principal motivo para entrar en Empresas Nube era investigar la quiebra del Grupo Molina; el concurso era secundario.

—Con tu talento, seguro que destacarás. Yo también participo en el concurso, así que te espero en la final, señorita Molina.

—Seguro que serás la ganadora del concurso de diseño de moda nacional —dijo Sabrina, sin pensarlo.

—¡Vaya! ¡Qué halago, señorita Molina! No puedo decepcionarte, tendré que esforzarme aún más en innovar —dijo Adriana, sonriendo.

—Sabri, no te importa que me quede a cenar, ¿verdad? —le preguntó Adriana, cambiando de tono con una naturalidad que contrastaba con la incomodidad de Sabrina.

Al fin y al cabo, era una invitada. ¿Cómo iba a echarla?

—Claro que no —respondió, resignada.

Al oírla, Adriana miró a Ignacio con aire de triunfo, con un deje de desafío en la mirada.

Sabrina observaba la escena, sin perder detalle de sus expresiones. ¿Se lo estaba imaginando, o su relación no era tan inocente como parecía?

Justo cuando iban a empezar a cenar, llegó Camilo. Desde que Julieta estaba en el hospital, no había tenido ni un respiro. Se pasaba el día corriendo del hospital al Grupo Guerrero, y por la noche, tenía que consolar a Tania. Últimamente, su vida era un infierno.

Al ver a Adriana en la mansión, recordó la jugarreta que le había hecho y se puso en guardia, frunciendo el ceño.

—¡Señor Guerrero, ha vuelto! ¡Cuánto tiempo! —lo saludó Adriana con una sonrisa radiante, como si no hubiera roto un plato en su vida.

Pero él sabía lo malvada que podía llegar a ser.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Reencarné y mi Esposo es un Coma