Nataniel y Penélope se fueron felices hacia su casa mientras que Félix se quedó allí con la mirada sombría. Había creído que alguien tan joven, rico, romántico y de familia tan ilustre como él podría conquistar a Penélope con facilidad. Sin embargo, Nataniel arrasó por completo, con su Pagani Zonda, la escena de su propuesta que había preparado con esmero, y lo puso en ridículo.
Lívido de rabia, se dirigió a Espectro:
—Investiga a ese Nataniel Cruz. ¿Cómo diablos puede conducir un auto deportivo tan caro?
—Señor Félix, ya lo hice —contestó Espectro con respeto.
Félix frunció el ceño.
—¿Qué averiguaste?
—Apenas hay un puñado de Pagani Zondas en el país. El que vimos no está registrado a nombre de una persona, sino de una compañía del Norte. Es un auto de alguna empresa —respondió.
Félix estaba confundido.
—Entonces, ¿por qué lo conducía Nataniel Cruz?
Espectro se rio.
—La única explicación razonable es que lo hubiese rentado en alguna agencia de alquiler. Hay mucha gente que no puede comprar autos de lujo, pero quiere impresionar a sus amigos y familiares. ¡Así que los alquilan! Los precios de alquiler diarios, incluso para los autos deportivos de alta gama, no son demasiado altos. Cualquier persona podría hacerlo si estuviera decidida de verdad.
La confusión y la indignación se borraron de la cara de Félix e hizo un gesto despectivo con la boca.
—Jeje. Sabía que mi investigación sobre él no estaba equivocada. No es más que un holgazán que acaba de ser dado de baja del ejército. ¿Cómo podría conducir un auto deportivo tan caro? Así que fue a alquilarlo, ¿eh?
Espectro eligió con cuidado sus siguientes palabras:
—Pero… Señor Félix, la Señorita Sosa parece un poco distante.
Este respondió con desdén:
—Incluso el caballo más salvaje se puede domar. Cuanto más salvajes son, más gratificante es domarlos.
—¿Cuál es su siguiente paso? —preguntó Espectro.
Félix se acomodó sus lentes dorados en la nariz y luego respondió con frialdad:
—Parece que no será fácil ganarse a Penélope. Supongo que tendré que esforzarme más.
Humberto, el novio de Lulú, preguntó celoso:
—¿Quién era ese tipo? ¡Mira qué emocionada estás!
Ella sonrió.
—Es el tercer hijo de la Familia Lobaina. Pero no hace falta que te pongas celoso. Me llamó para que me ponga en contacto con algunos exalumnos de la universidad para una reunión y sospecho que lo hace por Penélope.
Humberto recordó que el día anterior había conocido a Penélope y su esposo en el restaurante y que le había sorprendido el BMW de Nataniel.
Al llegar a casa, averiguaron más detalles sobre ella. Al final descubrieron que había fundado el Corporativo Cruz y conseguido uno de los mayores proyectos de la ciudad. Tenía un futuro brillante por delante. En cuanto a Nataniel Cruz, no era más que un zángano que siempre había dependido de ella. El BMW que habían visto el día anterior probablemente era de ella también.
Cuando Humberto se enteró de que el objetivo de Félix era Penélope, se relajó y sonrió.
—Entonces, deberíamos encontrar la forma de juntarlos. Si lo logramos, el Señor Lobaina nos estaría muy agradecido y estaría dispuesto a lanzarnos algunas migajas. Eso nos beneficiaría mucho.
Lulú se rio.
—¡Sí, lo haremos!

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