Seduciendo al suegro de mi ex romance Capítulo 63

—Suéltame —le dije entre dientes.

—¿Cuándo vas a dejar de fingir que no sientes nada por mí, Judy? —me preguntó, con un tono seductor y ojos oscurecidos por el deseo, provocándome un escalofrío—. Sé que todavía me deseas.

—Ni en tus sueños, Ethan —murmuré, soltando mi brazo de su agarre.

—Nos mirabas con esos ojos celosos tuyos —me dijo, sujetando mi barbilla entre sus dedos y obligándome a mirarlo—. No puedes negarlo.

—Estaba viendo cómo alardeabas de tu relación —le respondí—. Fue incómodo e innecesario. Especialmente frente a su hermanito.

Me dedicó una risa burlona.

—No finjas que te importa ese mocoso —se rio—. Ambos sabemos que solo lo estás usando para meterte en los pantalones de Gavin.

—No tienes idea de lo que estás hablando —le dije entre dientes mientras apartaba su mano de mi rostro.

—No vas a engañarme, Judy —se burló.

Entrecerré los ojos y apreté los labios.

—¿Quieres hablar de engaños, Ethan? Entonces, ¿qué tal si me dices cómo se enteró mi decano sobre mi dislexia?

Un destello de reconocimiento brilló en sus ojos, y eso me dijo exactamente lo que necesitaba saber. Él sabía perfectamente de qué estaba hablando porque fue quien lo hizo... mi suposición era correcta.

El pánico subió por mi pecho como bilis y mi cuerpo tembló mientras él se apretaba contra mí. Sentí su aliento caliente en mi nuca mientras inhalaba mi aroma, exhalando profundamente antes de soplar su aliento a lo largo de mi hombro.

—Sé que todavía me deseas —murmuró, con voz profunda y seductora. Hubo un tiempo en que su voz profunda y sutil habría tenido un efecto completamente diferente en mí, pero ahora solo me llenaba de asco y desesperación. Mordí mi labio, luchando contra su agarre, queriendo crear distancia entre nosotros.

—Suéltame, Ethan —le dije nuevamente, con tono amenazante.

—No quieres realmente que te suelte, ¿verdad? —me preguntó, con sus labios recorriendo mi nuca.

La furia hervía dentro de mí y justo cuando estaba a punto de empujarlo, la puerta del salón se abrió de golpe y una nueva presencia dominante llenó la habitación.

—¿Qué demonios está pasando aquí?