Entrar Via

¡Sorpresa! Tuve Cuatrillizos con Mi Desconocido Esposo romance Capítulo 23

Carol abrió los ojos como platos y le dijo a Aspen:

"A ver, ¿qué quieres que te diga? Dices que no me crees cuando te hablo con la verdad. No tengo ningún interés en acercarme a ti y nadie me ha mandado. Si pudiera, me alejaría lo más posible de ti, ¡ojalá y nunca necesite verte en la vida!"

Aspen se percató de algo y le replicó con frialdad:

"Si dices que no me conoces, ¿por qué entonces quieres alejarte tanto y no volver a verme? ¿Acaso te he hecho algo?"

Carol se dio cuenta de que había hablado de más y negó rápidamente:

"¡No estoy planeando ninguna venganza contra ti!"

"Entonces, ¿a qué viene lo que acabas de decir?"

"Yo... es que tu cara no me agrada, es tan feo que cada vez que te veo me recuerdas al mismo diablo, por eso prefiero mantenerme lejos."

Aspen no le contestó.

La puerta del carro estaba abierta y Abel con algunos guardaespaldas estaban parados al lado, cada uno con una expresión más impresionante que la anterior.

Aunque todos decían que su jefe era como el mismísimo diablo, pero...

Ella era la primera que se atrevía a decírselo en la cara.

Y encima había dicho que su jefe era feo, ¡ja!

"Métela en la cárcel, déjenla sin comer tres días y sin mi permiso no le den nada hasta que esté dispuesta a hablar," les ordenó Aspen, cerrando los ojos, sin querer verla ni un segundo más.

Los guardaespaldas se apresuraron a bajar a Carol del carro.

Carol estaba aterrada, si la encerraban, ¿qué pasaría con su hijo?

Pensando rápido, exclamó:

"¡Canalla, no puedes arrestarme, soy la esposa de Aspen Bello!"

"¡!" Aspen abrió de golpe los ojos y la miró frunciendo el ceño.

Abel y los guardaespaldas se miraban incrédulos.

Carol, recobrando el aliento, primero se disculpó en su mente con Aspen por haber usado su nombre para librarse, pero no le quedaba de otra.

No, eso no podía ser, su esposa se llamaba Dalia, y esta mujer era Carol.

Obviamente, Aspen también pensó que ella estaba mintiendo y no tenía ni el más mínimo interés en desenmascararla. Sin siquiera mirarla, ordenó con frialdad:

"¡Llévensela!"

Carol estaba muerta de miedo, "¡Eh! Tú... ¡ahh... ahh...!"

Los guardaespaldas taparon la boca de Carol y la arrastraron fuera del carro para llevarla a la comisaría.

Apenas se habían ido cuando Nathan se acercó.

En cuanto vio a Aspen, le preguntó apurado, "¿Encontraron a la persona?"

"Todavía no hay noticias."

Nathan se mostró particularmente decepcionado:

"¡Ay, es mi culpa! Si hubiera sido más rápido, no se la habrían llevado. Te digo que pongas más atención, créeme, esa chica es la más adecuada. La vi con mis propios ojos calmando a Iker."

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Sorpresa! Tuve Cuatrillizos con Mi Desconocido Esposo