UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 242

El problema era que todo su peso recaía entonces en la pelvis y eso hacía que las piernas dolieran horriblemente cuando no estaban dormidas... al menos quería creer que por eso le dolían.

Emil la vigilaba todo el tiempo para asegurarse de que seguía sus instrucciones. A veces, cuando ella cometía un error, la golpeaba para llamar su atención y decirle que volviera al principio. Danna seguía su ejemplo, aunque el miedo y el dolor la recorrían cada vez que la vara caía sobre ella.

Dos horas después Emil la miró con atención, como si tratara de evaluar su determinación. Por fin, le sonrió.

—Ahora —dijo acercándole una botella de agua y dándole solo un sorbo—. ¿Me prometes que harás todo lo que te pido?

Danna asintió con la cabeza.

—Sí —dijo en un susurro—. Prometo hacerlo... pero tienes que bajarme de aquí... tengo que ir al baño...

—Puedes hacerte encima. Traes un pañal —sonrió Emil y Danna sintió que se le revolvía el estómago—. ¿Cómo puedes olvidar que eres una niña, Dannita? No te preocupes. Duérmete, mañana vendré a cambiarte.

Si hubiera tenido algo en el estómago Danna lo habría vomitado, pero por desgracia solo tenía hambre. Sus muslos estaban llenos de cardenales rojos donde la había golpeado y las caderas le dolían mucho por estar suspendida. Intentó moverse, llegar a la cuerda, a una pared... intentó tirar hacia abajo con todo su peso para romper la estructura, pero la verdad era que aquello estaba preparado para gente cayéndose, así que en el fondo Danna sabía que iba a resistir.

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