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Una curvy para el Alfa romance Capítulo 113

Carmen

—Generalmente, venden a los humanos, a vampiros, o a quienes lo deseen. Pero estás en muy mal estado... y tu corazón es débil… quizás te podríamos mantener escondida...por cierto, me llamo Mari —decía.

Veía que tenía par de pulseras y una cadena que guindaba atrás. Como una esclava y temblé de terror. Si esta mujer fuerte estaba presa aquí... ¿Qué sería de mí? Me preguntaba aterrada.

—Y-yo tenía algunas cosas... — pensaba en mi violín, mis pocas pertenencias, mis libros, uno que otro recuerdo.

—Esa no es la preocupación más importante en este momento, decía ella. Tenes que mantenerte lejos de estos hombres, que nadie te vea, no llames la atención—

Mari me ayudaba, me mantenía escondida hasta que apareció un hombre flaco y sucio que me miró con malicia, un hombre lobo.

—¿Creías que te ibas a escapar…muchachita?—

—Señor… ella está débil y…— decía Mari.

—Y-yo… solo…— intenté decir y él me vio y se rio de mí.

—¿Eres imbécil o qué? ¡La humana tonta que ni puede hablar! Pagué muy poco por ti, así que me parece un buen negocio… sino juro que te lanzo a la calle… y no durarías ni cinco minutos— decía él.

—Ella es muy pequeña…es mejor dejarla en algún oficio aquí adentro — decía Mari colocándose al frente de mí. Él me ojeaba de arriba a abajo como si fuera una vaca que van a vender.

— No, todos aquí tienen que ganarse su pan ¿Creen que las mantengo o qué? Podría ser de limpieza, que recoja los vasos de cerveza... siempre que se comporte y no se meta en el camino de nadie— decía él y yo tragaba saliva.

—Déjala que se quede conmigo…yo le enseñaré— decía Mari. Y él resoplaba.

—Llévala a bañarse y que le quiten ese cabello largo y enredado, y dale un vestido corto— dijo él y yo lloraba.

Mi cabello eral largo y oscuro, mucho más oscuro que el de mi familia. Pero cuando me arrastraron se había ensuciado con hojas y tierra.

Una mujer grande vino y me lo cortó sin ningún cuidado, y quedaba prácticamente a la altura de mi barbilla, era un desastre

—Lo siento Carmen… mejor así— dice ella, suspirando, peinándome con cuidado.

Me veía al espejo y, tenía moretones, raspaduras en mis piernas… y ahora mi cabello. Jamás había sido linda, tenía demasiadas cicatrices, manchas y decían que mis piernas eran chuecas.

Todos decían que yo era tremendamente fea, sin embargo, creo que nunca había lucido peor. Creo que ya me había quedado sin lágrimas para llorar.

Al poco tiempo yo también tenía esas horribles pulseras, con las cadenas las unían y me mantenían sujeta. Eran pesadas y me dolían, sentía la piel adentro en carne viva.

—Te las voy a suavizar un poco…— me decía Mari y las soltaba un poco, al menos no me sentía sola aquí.

—Es la primera noche, ¿okay? Suele ser la más difícil… intenta no meterte en problema, recoge los vasos, baja la cabeza, no veas a nadie— me decía ella. Y eso hice.

—Esta es tu ropa… eres demasiado fea, cúbrete que das lástima— me tiro la ropa el hombre malo. Era un vestido negro, al menos me tapaba todo y nadie me miraría.

—Mejor así pequeña… —decía Mari ella me cuidó cuanto pudo, hasta que la vi desaparecer tras un escenario. No sé cuál era su trabajo aquí, pero cuando escuchaba a hombres gritar, sentí un escalofrío.

Ya tenía dos días aquí y yo veía que los clientes eran personas horribles, vampiros, rogues, y otras especies que ni sabía que eran. Tenía poco descanso y poca comida, y de repente me resigné a vivir como una esclava.

Había hombres de seguridad por todas partes, cuando una noche terrible cambió todo. Yo estaba sirviendo las bebidas, cuando un hombre me tomó del brazo.

—¿Y quién es esta pequeñita nunca la había visto? — decía un hombre mayor, apretando mi brazo con fuerza.

—Y-yo... soy solo limpio aquí… — contesté y de repente uno de seguridad me jaló.

—¿Cómo se te ocurre hablar? ¿Quién te dio permiso?— me decía y yo temblaba.

—L-lo siento…— dije.

Capítulo 113 Aroma a naranjas 1

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