Xavier
Si este maldito Alfa cree que va a quitarme a mi mate, la mujer que estuve esperando toda mi vida, la causa de mi mayor felicidad, justo en este preciso momento que la he encontrado y que la he prácticamente salvado de una vida de abusos y miserias... realmente ha perdido el poco cerebro que le quedaba.
—¿Cómo te atreves a pedir lo que es mío? Ella es mi mate, ¿cómo se te ocurre decir una barbaridad así? —pregunté enloquecido.
Por mi mente aparecían los recuerdos de aquellos momentos en la guerra pasada, cuando a mi amigo Alfa Sebastián... le querían quitar a su mate.
Yo no iba a dejar que pasara algo así.
Sin embargo, podía reconocer que Aníbal se veía muy serio... este imbécil viene con la idea de quitármela.
—¡Ella es mía! ¡Mi mate destinada! ¡Nunca será tuya! ¡Jamás! ¡Quita tus garras asquerosas de ella!—gritaba él en una clara amenaza y podía sentir cómo Fabrizio se colocaba cerca.
A nuestro alrededor solo había muerte y sangre, mi amigo vampiro se había encargado de apresar a uno que otro testigo, el rey nos pediría que rindiéramos cuentas de lo que habíamos hecho.
—Te recuerdo, Aníbal... que yo soy un Alfa de verdad... parece que se te ha olvidado, a quién te estás enfrentando. Y si vas a estar lanzando amenazas, más vale que sean verdaderas... porque yo me encargaré de hacerte en pedazos si siquiera te acercas un centímetro a ella... —dije dejando a mi pequeña mate sobre un pequeño sofá y Bruno se colocaba frente a ella en forma defensiva.
Ella era mi luna... mi pequeña y preciosa luna.
—Vamos a ver si lo logras... bestia... —decía él y tuve que controlar a Apolo dentro de mi cabeza.
—Vamos a matar a este desgraciado de una vez. ¡Debimos haberlo hecho en la guerra! Este bastardito está rogándonos que lo enviemos al otro mundo... — decía.
—Señores, por favor... —escuchaba a mi amigo vampiro, pero no había opción.
En segundos estábamos corriendo el uno hacia el otro, con garras afuera, mostrando nuestros dientes, yendo directamente al otro.
El poder era lo que querían los humanos. Pero los lobos solo querían territorio y a su mate. Pero más que todo, las peleas alimentaban a nuestros lobos, y Apolo estaba más sangriento que nunca.
En cuanto le di el primer golpe, sentí la adrenalina correr por mis venas. Cada golpe era como un trueno, resonando en la habitación y marcando el ritmo de nuestra batalla. Escuchaba los gritos de mis amigos, sobre todo de Fabrizio, pidiendo que nos detuviéramos, pero yo estaba como poseído.
Aníbal, con su mirada salvaje y los dientes apretados, lanzaba sus puños con furia hacia mí, pero yo me movía ágilmente para esquivarlos.
En un momento de desesperación, Aníbal se lanzó hacia adelante, intentando morderme el cuello como un animal enloquecido. Me aparté a duras penas, y le di un golpe directo en su estómago.
Con determinación, respondí con una lluvia de patadas rápidas y certeras, cada una impactando con fuerza en su cuerpo. Aníbal retrocedió, pero no se rindió.
—Eres un Alfa desgraciado y traicionero... matas por placer— decía él empujándome, escupiendo sangre.
—Soy un Alfa que hace lo que tenga que hacer... — digo entre dientes y en un momento crucial, logré derribarlo al suelo, sujetando su puño con firmeza para mantenerlo bajo control.
Cuando escuchamos unos pasos y nos dimos cuenta con asombro de que teníamos visitas.
—Señores... ¿Qué demonios está sucediendo?— dice una voz autoritaria y que no me era del todo desconocida.
Poco la conocía... pero sabía que era una de las consejeras más cercanas al rey, su principal soldado, vocera y consejera.
—Freya... nos has encontrado en medio de una pequeña discusión— dijo Fabrizio haciendo una pequeña inclinación.
La mujer era de cabellos rubios claros y unos ojos de un color impresionante. Era una loba con mucho poder, decían que casi tan antigua como el rey.
—¿Discusión? Estos Alfas parece que se están matando. ¿Puede alguien explicar qué demonios está sucediendo en nombre del rey?—preguntó ella y de repente solo hubo gritos.
—¡Ella es mi mate y él me la ha quitado!—
—¡Yo la reconocí y ella es mía!— Gritamos Aníbal y yo, golpeados y sangrando, y Fabrizio explicó lo que había sucedido.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Una curvy para el Alfa
La estoy matando, pero necesitamos los capítulos que siguen por favor...
Apasionante, mas capitulos!...
Me encanta...