Una curvy para el Alfa romance Capítulo 118

Sebastián

—Cuando marquemos a mate... seremos aún más fuertes— me decía Connor contento.

Después de horas junto a ella, yo ya podía sentir el efecto que tenía en mí, su cercanía. Mis sentidos estaban más ágiles, mi aura de alfa se podía extender a una mayor distancia.

Me estaba convirtiendo en un alfa realmente poderoso, y lo sentía en mis huesos, Connor sería invencible, y la diosa sabía que necesitábamos ser lo más fuertes posible para lo que se avecina.

—Estoy seguro de que Tatiana querrá que la marquemos pronto, pero no podemos apresurarla. Todo a su tiempo amigo— le decía yo y él gruñía.

Prácticamente el objetivo de Connor era tenerla y marcarla, solo así estaría completamente saciado. Era un tormento este lobo, pero ya no podía criticarlo… yo mismo no podía saciarme de Tatiana. Era una tentación constante, mi mate.

—Además, ella nos ha dicho que nos ama. Sí, ya sé que te quería más a ti antes, pero ahora a los dos por igual... — digo contento y él mueve la cola feliz.

Ella nos ama, lo había dicho de verdad, lo había visto en sus ojos.

Que ella por fin me amase era un logro sin igual. Ya nos conocíamos cada vez mejor y si bien aún yo no estaba perdonado del todo, sabía que poco a poco estaríamos juntos.

De repente todas mis dudas y mis miedos desaparecían. Podíamos estar juntos y felices, ahora era una posibilidad clara como el día. Solo tenía que ser paciente.

—¿Quieres que te cargue de nuevo?— le decía apretándola contra mí, mientras nos acercábamos a nuestro territorio.

—Creo que ya tuve suficiente de eso…— dice ella sobando su trasero.

La he cargado por buena parte del viaje y he aprovechado de palmear su maravilloso trasero todas las veces que he querido. Ya les dije que ella era demasiado tentadora y no podía quitar mis manos de ella.

—Mi pobre mate... ¿Quieres que te llene nuevamente de besos y te consienta?— digo y ella da pasos alejándose de mí ahora riéndose. Es hermosa.

—No… creo que mejor paso…—

—¿Me estás tentando mate? Sabes que me encanta cuando me llevas la contraria... — digo y en segundos estoy cerca de ella, abrazándola. Y ella da un grito de sorpresa.