Carmen
Me levanto con la cabeza palpitando, completamente mareada, estoy en lo que parece ser una pequeña cama en una habitación desconocida.
No recuerdo qué sucedió. Puedo ver que encima tengo una camisa grande que huele deliciosamente. Veo que tengo todavía la pulsera de metal en mi muñeca... pero mis anteriores heridas están cuidadas.
Me levanto con mucho cuidado y me acerco a la puerta, y cuando escucho su voz… recuerdo absolutamente todo lo que sucedió.
Me habían vendido y me había comprado un Alfa grande y aterrador.
Yo era suya.
Él había matado a varios a sangre fría. La voz de ese hombre era fuerte y resonante, y ahora estaba sin duda molesto.
—La chica es humana, tiene heridas que parecen ser de hace muchos años, unas tras otras... muchas no fueron ni siquiera curadas de forma adecuada. Hay rastros de quemaduras de hace algunos días. Necesitaría mayores exámenes… pero creo que ella ha sufrido bastante. No descartaría contusiones e incluso fracturas anteriores. Jamás había visto algo así… —dice la voz de una mujer. El Alfa que me compró grita desesperado.
—¡Voy a matar a ese maldito! ¡Voy a acabar con esa estúpida manada hasta volver las cenizas! — él gruñía y sentía que mis piernas temblaban. Podía sentir su poder y no era nada comparado a otros alfas que había conocido.
—Xavier, por favor, contrólate... tenemos que actuar de forma correcta para que puedas quedarte con ella... —decía otra voz con un acento extraño.
¿Para que pueda tenerme? Este hombre quería ver que yo estuviera bien… para aprovecharse de mí.
—Además… tiene una condición en el corazón, es débil... —dice la doctora y todos quedan en silencio.
—¿Ella estará bien?—preguntaba el Alfa con voz seria, escuchaba suspiros.
—Necesitamos examinar. Mientras tanto, puedo darle algunas medicinas y vitaminas... incluso recomendaría un calmante... ella está shock —dice la doctora y siento como mi corazón golpea mi pecho.
—Creo que sería lo mejor... además, así podríamos controlar sus reacciones —dice la voz de otro hombre y yo me quedo impactada de cómo hablan de mí, como si yo fuese una cosa que van a manipular.
Aunque no sé por qué me sorprendo, me han vendido como una esclava, mi propia familia me odia, mi mate me ha rechazado.
—Pues esto llega hasta aquí —me digo a mí misma y empiezo a buscar una forma de huir.
La habitación es pequeña y las ventanas están cerradas, pero cuando voy al baño, hay una pequeña ventana, es pequeña, pero seguro puedo pasar.
Me subo como puedo y cuando siento el aire exterior me siento más aliviada, caigo de un salto y creo que me torcí el tobillo, pero camino como puedo. Siento la adrenalina por todo mi cuerpo, y cómo la desesperación me consume.
—T-tengo que ir al bosque... —me digo cuando escucho un alboroto atrás y sé que... se han enterado de mi escape. Son lobos al fin y al cabo... no sé si voy a tener alguna oportunidad.
—¡Vamos! ¡Tras ella!—
—¡No la dejen ir! —escucho gritos y entro en pánico.
Pero cuando menos me doy cuenta tengo al Alfa grande frente a mí, prácticamente poseído. Había visto a los hombres lobos cuando sus lobos lo sobrepasaban, eran aterradores.
—No... d-déjame... —Digo tartamudeando más que nunca y los ojos de él brillan con un color dorado.
—No te vas a alejar de mí nunca... —dice con una voz que no se escucha humana y cuando echo a correr él me toma como si yo no pesara nada y me echa a su hombro.
Yo voy pataleando y pegándolo, pero no hay nada que hacer. Veo como el bosque se aleja y la angustia me consume.
¿Qué hará él conmigo? ¿Qué será de mí? Él es grande y poderoso, yo pequeña y débil.
—¡Xavier por la diosa! —grita un hombre muy elegante, el del acento extraño, seguido de otro más joven. Ellos parecen muy sorprendidos por lo que ha sucedido.
—¡Suéltame! ¡S-sueltame! —grito al borde de las lágrimas cuando estamos de nuevo en este pequeño edificio y me llevan de vuelta a la habitación y el Alfa grande, Xavier, me suelta con suavidad sobre la cama y yo me alejo de él.
—¡No sé cómo pudo haber huido! —dice una mujer con bata blanca y ella me revisa mientras Xavier no deja de verme.
—No estás segura fuera, ¡te pueden hacer daño! —dice él desesperado y yo no sé si hay más daño aquí que lo que me pueda pasar en el bosque.
—Déjeme intentar algo Señor lobo... — dice el hombre elegante y en cuanto veo sus ojos entro aún en más pánico.
—Un vampiro... — digo aterrada, pero en segundos ya he caído en su hechizo.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Una curvy para el Alfa
La estoy matando, pero necesitamos los capítulos que siguen por favor...
Apasionante, mas capitulos!...
Me encanta...