Capítulo ciento once: Recoges lo que siembras
“Narra Apolo Galanis”
Vi que las piernas de mi mujer flaquearon y yo me agaché para sostenerla y hablarle. Sin embargo, ella no reaccionó. Tenía casi la certeza de que se había quedado en shock.
—¿Por qué no me lo dijiste antes? —preguntó muy bajito—. ¡Tenías que decirme!
Del grito y la rabia repentina pasó al llanto desconsolado.
—Sofia —la llamo y ella se gira. Entonces, la abrazo y la invito a sentarse junto conmigo sobre la cama—. Sé que te duele todo esto y que para ti es un golpe difícil de superar, pero necesito que te tranquilices. Pérdoname que te lo diga, pero no te voy a engañar: nadie de tu familia se merece un mínimo de consideración. Y tú apenas vienes de dar a luz. Cualquier disgusto podría perjudicarte a ti y a la niña.
—Pero…
—Dicho esto —no la dejé hablar—, me estoy ocupando de todo. Tu hermana está en el mejor hospital de Londres y con las mejores atenciones. Aunque tu padre no se lo merezca tiene un gran equipo de abogados que lo respaldan. Lo de tu madrastra es otra cosa porque con los mensajes amenazantes te juro, Sofia, que la voy a atrapar y a destruirla. Son demasiados problemas a la vez para que lidiaras con todo.
—Yo… —la vi secarse las lágrimas mientras inhañaba aire—, quiero ir a ver a mi hermana.
—¿Estás segura? —A mí esa idea no me gustaba nada, pero tampoco podía imponerle órdenes. No cometería los mismos errores del pasado—. Esa mujer te ha hecho mucho daño, Sofia, no lo merece…
—Pero yo no soy ella, Apolo y quiero verla.
—Está bien —suspiré vencido. Mientras Sofia se preparaba para salir al hospital yo la vigilaba y sostenía a mi hija. Quería darle mi apoyo, a pesar de que no compartía en lo mínimo el sentimiento. Fue entonces cuando recibí la llamada de mi jefe de seguridad—. La tenemos, señor. Hemos atrapado a la señora Wilson en los alrededores de la mansión.
—¿En el perímetro? —exclamé sin poder creerlo. ¿Cómo era posible que hubiera podido pasar el sistema de seguridad?
—No sabemos cómo lo hizo, señor. Lo que sí sabemos es que tenía intenciones de secuestrar a la señora Galanis a su hija.
Apreté el telefono en mis manos hasta que lo sentí crujir.
—Entrégala a la policía con todas las evidencias —ordené con la voz forzada. Lo que querpia era gritar de ir e ir a donde estaba esa mujer y retorcerle el cuello—. Quiero todo el peso de la ley sobre ella.
—Sí señor.
—¿Qué pasó ahora? —mi mujer asomó la cabeza en la habitación ya cambiada de ropa completamente.
—Han atrapado a tu madrastra —le informé—. Iba a atacarte a ti y a la niña, Sofia. La voy a enviar a la cárcel y no pienso discutir al respecto.
“Narra Sofia Galanis”
Las horas se me hicieron eternas mientras esperaba en la sala de espera junto a mi marido. A pesar de todo él estaba allí conmigo, siendo mi roca, y por eso lo amaba todavía más.
Entonces el doctor O’ Connor apareció en mi campo de visión con un bebé en brazos.
—Tienes un sobrino precioso, Sofia —me dijo mientras me pasaba al bebé para sostener entre mis manos. Y el médico tenía toda la razón, era precioso con sus hebras de cabello rubio y sus ojos oscuros, tan rosadito, tan tierno y calladito… sin saber lo que sucedía a su alrededor.
—¿Qué hay de mi hermana? —pregunté en tanto sentía las lágrimas de dicha correr por mis mejillas. Pero entonces el doctor cambió el gesto con rapidez y a mí la sonrisa se me congeló en el acto—. ¿Dónde está mi hermana?
—Será mejor que me entregues el bebé.
Una enfermera entró para llevarse al niño al tiempo que mi marido me hacía sentarme en un sillón. Lo sabía, no tenían que decírmelo y creo que sentí algo romperse en mi interior, por mí, por cómo habían terminado las cosas entre nosotras, por ella misma y sobre todo, por ese niño que se quedaba solo.
—No despertó del coma, ¿cierto? —murmuré en un hilo de voz.
—No… Tuvimos complicaciones en el quirófano, Sofía —me informó O’ Connor—. Tu hermana sufrió una hemorragia intrauterina posparto que no pudimos detener. Hicimos todo lo que pudimos. Lo…
—No —le interrumpí con un sollozo—. ¡No lo digas, pro favor!
—Lamento tu pérdida, Sofia.

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Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡CÁSATE CONMIGO! Tendrás a mi bebé.