Comenzó una guerra, conquistó el mundo romance Capítulo 27

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—¿Qué es esto? ¿El Guerrero Supremo? —Catalina entrecerró los ojos para leer el nombre que estaba escrito en el documento—. ¿Qué dice aquí? ¿Gutiérrez algo?

Catalina estaba tratando de descifrar el nombre completo que estaba escrito en la identificación, pero se sobresaltó cuando oyó una voz detrás de ella.

—¿Qué está mirando Doctora Moreno?

Catalina tuvo que esconder la identificación antes de que pudiera ver bien el nombre.

—Ah, nada —dijo Catalina y mostró una gran sonrisa. La voz que había oído era de Selena, que la estaba mirando de forma sospechosa.

—Ya veo. Está bien. —Selena se encogió de hombros y se fue.

Catalina no se había dado cuenta, pero Selena había estado parada ahí desde el momento que ella estaba revisando la Identificación de Oficiales. Selena, en silencio, hasta la había grabado con su teléfono; entonces se escabulló a un lugar tranquilo del hospital y sacó su teléfono.

»Oficial, quisiera denunciar un robo cometido por Catalina Moreno del Departamento de Cirugía Cardiovascular del Hospital Tercer Distrito —susurró ella por teléfono—. Yo vi que ella robó una Identificación de Oficiales y una tarjeta de banco. También había unos flashdrives, apuesto que deben tener alguna información confidencial. Hasta lo grabé en mi teléfono como evidencia, señor oficial.

—¿A nombre de quién está la Identificación de Oficiales? ¿Usted vio el nombre y el rango? —preguntó el oficial.

—Ah, oficial, ¡es del Guerrero Supremo! Estoy completamente segura. Tengo la foto y el video como evidencia.

—Está bien.

Poco después, se escuchó por todos lados el intenso y agudo sonido de las sirenas. Enseguida llegaron varias patrullas al Hospital Tercer Distrito. Una multitud de policías con chalecos antibalas entró al edificio principal. Arrestaron a Catalina de inmediato y la metieron dentro de una patrulla. Ella estaba frustrada y confundida por completo. La policía se llevó toda la evidencia que incluía las fotos y los videos que tomó Selena, que podrían ser usados en contra de Catalina.

La llevaron directo a la Estación de Policías del Distrito, donde la indefensa Catalina sollozaba con tristeza. Lo sucedido llamó la atención del Capitán de la Brigada de Patrullas, Xavier Font, pues tenía que ver con el robo de una Identificación de Oficiales. Por tanto, él mismo revisó con mucho cuidado la identificación.

—Esto no puede ser falso. ¡Es una identificación de Oficiales real! —Respiró profundo y dijo—: ¡No lo puedo creer! ¡Es del Guerrero Supremo!

Los demás sugirieron:

—Debemos asegurarnos bien de eso, capitán. ¿Por qué no le pedimos a algún militar que la revise?

—Sí, acabo de informarle a mi colega Esteban Zulueta para que venga y la revise. Él pertenece al Primer Regimiento de Acero de Colina del Norte, ya debe estar al llegar.

—Capitán, hemos revisado los flashdrives y las tarjetas, pero no tenemos autorización para acceder a esa información.

—Entonces esperemos un poco —ordenó Xavier—. ¡Quiero que interroguen a esa mujer!