—No le estoy ocultando nada, suegra —respondió Leandro—. La identificación es real.
—¡Argh! ¿Crees que soy tan tonta como para creerte? —Catalina colgó de inmediato cuando escuchó que él seguía insistiendo en que la identificación era real. Ella ahora estaba convencida de que esto no tenía nada que ver con Leandro. Llegó a la conclusión de que la policía debió haber indicado al personal del hospital que actuara de forma normal, como si nada hubiera pasado, para evitar manchar la reputación del lugar.
Durante los días siguientes, el proyecto fue bien, pero pronto tendrían que pararlo porque venían los días feriados.
—Leandro, ¿puedes recoger a mi prima en la Universidad de Colina del Norte? Su nombre es Abigail Rivero —dijo Zamira a Leandro—. Te envié su número a tu teléfono. —Ella no podía dejar de dedicarle tiempo al proyecto en estos momentos, así que le pidió a Leandro que fuera a recoger a su prima.
—Sí, ¡yo me encargo! ¿Su nombre no debería ser Abigail Moreno? —Leandro la miró de forma enigmática.
—Es que Abigail tiene el apellido de su madre —explicó Zamira.
Leandro llamó a Dragón Azul después de salir del área de la construcción.
—Dragón Azul, necesito un auto —le ordenó—. Quiero mantener un perfil bajo, así que puede ser un auto normal.
Poco después apareció Dragón azul con el auto; era un Maserati Executive GT.
»Da igual. —Leandro negó con la cabeza sin poder hacer nada más y entró al auto.
Estacionó el auto en la entrada principal del Edificio Este de la Universidad de Colina del Norte y esperó casi medio día, pero no tenía señales de Abigail. Pasaron otros treinta minutos y Abigail aún no se veía por todo aquello. Leandro tomó su teléfono y marcó el número que Zamira le había dado.
—Hola, ¿quién habla? —respondió alguien con voz agradable.
—Es Leandro, tu cuñado. ¡Vine a tu escuela a recogerte!
—¿Eh? Creí que Zamira había dicho que estaba muy ocupada para venir a recogerme —dijo Abigail sorprendida—. Estaba pensando en regresar por mi cuenta.
—¿Dónde estás ahora? —preguntó Leandro—. ¡Yo paso a buscarte!
—Está bien. Ahora estoy en el Club Dinastía, ¡salón VIP 666!
—Está bien, espérame. ¡Dentro de poco estaré ahí!
En cuanto Abigail colgó el teléfono su amiga le preguntó:
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