CONQUISTANDO A MI EXESPOSA SECRETA romance Capítulo 19

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C19- ME EXCITO CONTIGO.

El silencio de Kate empeoró la situación y Grayson dio un paso.

—¡Contesta! ¡¿Sigues enamorada de él?!

Kate alzó la barbilla y cruzó los brazos.

—No tengo por qué explicarte, Grayson… en mi vida, aun si llevo tu apellido… eres nada.

Las palabras le estallaron en la cara y el parpadeó lento, como si intentara contener algo… o no soltarlo del todo.

Kate lo supo y lo disfrutó.

—Sin embargo —agregó, sin bajar la mirada—, voy a sacarte de tu duda: sí. Ethan es mi exnovio.

Un tic apareció en la sien de Grayson, como una línea de dinamita encendida esperando explotar.

—Nos encontramos en una reunión de exalumnos. Coincidimos, nada más.

La tensión se volvió palpable, cargada de un deseo mezclado con furia.

—Coincidieron… —repitió Grayson, soltando una risa seca e irónica. Sus ojos, sin embargo, no sonreían, era como si la palabra le supiera a veneno—. ¿Y por eso tenía la mano en tu cintura? ¿Por cortesía?

Kate entrecerró los ojos.

—No tengo por qué explicarte eso.

—Perfecto. Entonces dile a tu “coincidencia” —espetó, con una ira contenida que ardía bajo su piel— que si vuelve a tocarte, que si vuelve a mirarte como si tuviera algún maldito derecho sobre ti… le arruino la carrera.

La mirada de Kate se endureció.

—No lo harías…

—¿No? ¿Eso crees?

Se hizo el silencio, porque ambos sabían la respuesta. Grayson Maxwell no hacía amenazas vacías. Y Kate… lo sabía. Lo había visto destruir a su padre con una llamada. Y Ethan no tenía por qué pagar el precio.

—Grayson… —empezó.

Pero no le dio oportunidad. La tomó del cuello, rápido y firme.

Sus dedos se cerraron alrededor de su piel con precisión medida y su cuerpo quedo tan cerca, que la envolvía.

—No me provoques, Kate —murmuró su aliento, cargado de deseo, de celos y rabia, le rozó la boca.—No me hables de exnovios cuando aún llevas mi apellido. Cuando sigues siendo mía.

Kate tragó saliva. Podía sentirlo. No solo sus dedos… sino el calor de su cuerpo, la intensidad con la que la devoraba con los ojos. Y su corazón, maldito traidor, golpeaba con fuerza.

—No soy tuya —susurró, intentando sonar firme.

Grayson sonrió, de lado.

—¿No?