CONQUISTANDO A MI EXESPOSA SECRETA romance Capítulo 51

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C51- TU VIDA UN INFIERNO.

DOS AÑOS ANTES

El sonido de los monitores era lo único que rompía el silencio en la habitación del hospital. Grayson estaba de pie junto a la cama, con la mandíbula apretada, sosteniendo la mano arrugada y fría del hombre que le había salvado la vida años atrás.

El capitán Samuel Rowe apenas podía mantener los ojos abiertos, pero cuando vio a Grayson, una chispa de lucidez cruzó su mirada cansada.

—Sabía… que vendrías —murmuró con dificultad.

Grayson tragó, sin poder hablar, sus dedos apretaban con fuerza la mano del viejo SEAL.

—Aquí estoy, capitán.

Samuel sonrió con esfuerzo.

—Te salvé el pellejo en Kandahar, muchacho… ahora… ahora es tu turno.

Grayson agachó la cabeza, cerrando los ojos, y la escena se le vino de golpe. El humo, los disparos, el cuerpo de Samuel cubriéndolo, el dolor punzante en el costado y el helicóptero alejándose mientras él sangraba en sus brazos, y después, la promesa.

—Lo sé. Te debo la vida —dijo, y alzó la mirada—. Estoy listo para pagarla. Solo dígame qué quiere, capitán.

—Mi hija… Sienna…

Grayson sintió una presión en el pecho que no tenía nada que ver con el dolor físico.

—¿Qué pasa con ella?

—Quiero que la protejas, cuídala, Gray… Es… todo lo que tengo.

Él asintió lentamente, con los ojos húmedos. Había conocido a Sienna mucho antes, cuando asistía a las reuniones de Samuel en su casa en Boston. En ese momento, solo era una joven de 17 años.

—Lo haré, se lo juro. Ella estará bien… por usted.

Samuel sonrió, satisfecho, con esa mirada de quien sabe que se va en paz.

—Sabía que cumplirías, Comandante. Siempre supe que no eras solo músculo y rabia y que detrás de esa máscara... hay un corazón.

Grayson dejó escapar una risa apagada y se llevó la mano libre a la frente, rindiendo el saludo como se debía.

Samuel Rowe murió esa noche.

Y desde entonces, cargó con esa promesa como un maldito ancla atada al cuello.

Meses después de la muerte de Samuel, Grayson tomó un vuelo a Londres. Para reunirse con Sienna, la había contactado después del funeral y le había dejado su número, lo que no esperaba era que estuviera casada y mucho menos con un político viejo, arrogante y manipulador como Julián Ainsworth.

La primera vez que la vio, Grayson solo quería decirle que estaba allí, que cumpliría su promesa de protegerla. Pero cuando ella lo miró con esos ojos grandes, cansados y vacíos, le soltó todo de golpe.

—Estoy atrapada, Gray… —susurró ella—. Él… me controla. Me grita, me golpea cuando nadie ve. Me amenaza con quitarme todo si lo dejo. Tiene el poder… Tiene los contactos, fui una estúpida al haberme casado con él.

Grayson se quedó en silencio, intentando digerir la m****a que acababa de escuchar y al mismo tiempo la rabia le subía por dentro como un fuego lento.

—¿Por qué lo hiciste? —le preguntó —¿Porque te casaste con un hombre mucho mayor que tú?

Sienna apartó la mirada, avergonzada.

—Porque me deslumbró… Me sentí importante, protegida. Pensé que podría construir algo con él, pero… solo me convertí en otra posesión más, un trofeo, Gray. Y ahora no me deja ir.