C74- CONFUSIÓN TELEFÓNICA.
La pantalla se desbloqueó.
—Ahora sí vamos a tener una seria charla tú y yo, quienquiera que seas... —murmuró entre dientes.
Abrió la conversación y vio el mensaje, tierno, y el estómago se le revolvió,, sin perder tiempo, escribió una respuesta.
"Escúchame bien. No sé quién eres, pero se acabó. Kate es mía. Así que aléjate, porque no pienso compartirla con nadie. ¿Entendido?
En Londres y desde el hospital pediátrico, Oliver frunció el ceño al leer el mensaje y luego soltó una carcajada.
—¡Tía Aisling! ¡Creo que otro imbécil tomó el teléfono de mamá —dijo, riéndose solo, mientras escribía una respuesta.
En realidad no le sorprendía, ya había pasado una vez, con el profesor de educación física de la escuela, que pretendía ligarse a Kate robando los datos de inscripción, osea su número telefónico.
"No sé quién eres, pero no me importa. Ella duerme conmigo casi todas las noches, me da muchos besos, me acaricia hasta que me quedo dormido, me baña y me da masajes cuando llego cansado. Así que tu déjala en paz. ELLA ME QUIERE ES A MI."
Grayson leyó y su mandíbula se tensó tanto que se le marcó la vena del cuello.
—¡¿Qué demonios...?! —murmuró, los ojos desencajados—. ¿Masajes? ¿Lo baña...? ¡¿QUÉ CARAJOS?!
Sus dedos volaron por la pantalla.
"¿QUÉ? ¿TE HACES EL DÉBIL PARA QUE TE CUIDE? ¡TIENES UN PROBLEMA EN LA CABEZA SI PIENSAS QUE ELLA ES TUYA!"
Oliver se chupó un poco de gelatina del dedo y tecleó con su otra mano.
"No estoy débil. Solo soy más importante que cualquiera, soy irremplazable. Además, olvide decirte que incluso me da de comer"
Grayson soltó una carcajada incrédula, esa que sale cuando uno está a punto de estallar.
—¡Tengo que reconocer que tiene ego el desdichado! ¡Maldito enfermo con complejo de bebé!
Volvió a escribir.
"Mira, no sé qué tipo de relacion tengan tu y Kate, pero ella es mía, ahora. Así que si tienes algo de decencia, lárgate de su vida antes de que te la arranque yo mismo. Ella merece un hombre, no un llorón con delirios maternales."
Oliver parpadeó. Se quedó mirando el mensaje y no entendió la mitad, pero olía a pelea. Sonrió con picardía, como cuando le quitaba papitas al enfermero sin que lo notara.
"Tú eres el que llora. Ella me da todos los besos que yo quiera y me abraza más fuerte cuando tengo pesadillas. Y no pienso compartirla con un gruñón como tú. Pierdes el tiempo, siempre los deja por mí"
Grayson se levantó de golpe y comenzó a pasearse por la habitación como un lobo encerrado.
—¡Este imbécil! ¡¿Lo abraza cuando tiene pesadillas?! ¡¿Que edad tiene, tres años?!
Tecleó y justo cuando iba a presionar enviar, la voz lo congeló.
—¡¿Qué rayos estás haciendo con mi teléfono?!
Se giró para ver a Kate echa una fiera.
—¡Ya colmaste mi paciencia! —le siseó—. Primero, ese actor porno con polla de manguera. ¡Y ahora este aniñado con sabe Dios qué problema mental! ¡¿Qué sigue, Kate?! ¿Un mimo con acento francés?
Ella no pudo evitarlo y se le escapó una risa, como si disfrutara del espectáculo. Pero Grayson ya no pensaba, no razonaba; todo él era furia, celos, deseo, locura, todo enredado.
La tomó de la cintura con fuerza decidida y la atrajo hacia él. Su cuerpo ardía contra el de ella, húmeda todavía por el baño. El corazón de Kate se disparó como un tambor de guerra.
—G-Grayson... suéltame —susurró.
—No —gruñó, quitándole el teléfono de la mano y arrojándolo sobre la alfombra sin mirar—. No voy a soltarte.
Su voz se volvió baja y grave.
—Voy a enseñarte...
Bajó la cabeza y besó la piel de su hombro con los labios apenas abiertos y la mordió suavemente.
Kate contuvo el aliento.
—...porque yo soy el maldito que te va a volver loca.
Su boca recorrió su cuello con ansia contenida; sus labios dejaron un camino ardiente hasta llegar a la comisura de su boca.
Ambos se miraron y el aire se volvió eléctrico y denso; entonces, sin esperar más, la besó.
Fue un beso que lo dijo todo: furia, celos, deseo contenido durante días. Las manos de Grayson apretaron su cintura, mientras los labios de Kate respondían, primero dudosos, luego desesperados. No había marcha atrás, el incendio ya estaba desatado.

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