C90-VUELVE CON PAPÁ.
Faltaban solo tres días para el trasplante.
La habitación estaba en penumbra y Kate empujó suavemente la puerta, intentando no hacer ruido. Al entrar, vio a Grayson, que se había quedado dormido en la silla junto a la cama. Se quedó un segundo observándolo.
Avanzó con cuidado, dejó su bolso sobre la mesa y se acercó a la cama. En el proceso, rozó sin querer la silla y el despertó al instante.
—¿Ya amaneció? —murmuró, frotándose los ojos, desorientado.
Kate asintió. Él se incorporó, parpadeando varias veces hasta enfocarla; entonces, sin decir nada, le tomó la mano.
—Durmió tranquilo —dijo él, bajando la mirada hacia Oliver.
Kate respiró hondo, como si llevara horas aguantando la respiración.
—Gracias… por estar. Por apoyarme.
Grayson la miró en silencio y pasó un segundo, luego dos.
—Quiero estar siempre contigo, Kate. Podríamos intentarlo... ser los tres. Una familia.
Ella lo supo, él lo decía en serio, sin embargo, un peso invisible le apretó el pecho.
—¿Y si tu odio vuelve? —preguntó—. ¿Y si esto se pone peor… y tú huyes otra vez?
Grayson se inclinó hacia ella, sin soltar su mano.
—Me quedé en la parte más difícil, Kate. Te prometo que no me iré cuando las cosas mejoren.
Ella se separó retirando la mano con suavidad.
—No puedo creerte, Grayson—susurró—. No puedo arriesgarme a que me rompas el corazón.
Grayson mantuvo la mirada fija en Kate y luego miró a Oliver, que seguía dormido.
—No quiero pelear contigo. Solo quiero que me escuches.
—Lo hago, Grayson. Te escucho, pero...
Él se acercó, con pasos lentos, midiendo cada palabra.
—No estoy pidiendo que olvides lo que hice. Solo… solo quiero una oportunidad. Una real, contigo, con él. Quiero construir algo, ser una familia.
Kate levantó la vista, y en sus ojos había dolor, pero también una decisión firme.
—Oliver es tu hijo y no haré nada para apartarlo de ti. Si quieres, puede llevar tu apellido. No voy a negarte nada. Reconozco que le causé daño al mantenerlo alejado, que le quité algo que le pertenecía.
Grayson tragó con dificultad. Eso dolía, pero era justo.
—Gracias por decirlo. De verdad.
Kate bajó la mirada y continuó.
—Pero tú y yo… es distinto. Ahí no hay una oportunidad, Grayson, y es mejor que lo entiendas.
El golpe fue seco, sin dramatismo, sin gritos, solo verdad, fría y dura.

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