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De Esposa Desechable a Cirujana Renacida romance Capítulo 201

Tobías Galindo se estaba conteniendo, intentando controlarse, pero las palabras de Belén Soler, lejos de apaciguar sus pensamientos, solo avivaron con más fuerza el fuego que sentía en el pecho.

Así que decidió dejar de forzarse. Bajó la cabeza y silenció los labios de Belén con los suyos.

Su boca desprendía un intenso sabor a cigarro y menta que invadió por completo la de ella.

Su beso fue posesivo, avasallador, como un huracán que se adentró en su garganta. Belén no tuvo tiempo de esquivarlo, ni de apartarse, ni siquiera le dio un resquicio para soltar un gemido.

Belén echó la cabeza hacia atrás, forzada a aceptar el beso de Tobías.

Le clavó los dedos en la cintura con tanta fuerza que las uñas casi se le hundieron en la carne, pero él ni se inmutó.

Cuando el dolor se hizo insoportable, Tobías soltó un gemido gutural, cargado de placer.

El sonido le erizó la piel a Belén. Apartó las manos de su cintura y empezó a golpearlo en el pecho.

Tobías fue más ágil. Con una sola mano, controló las suyas sin esfuerzo, e incluso las guio hacia su propio pecho, haciéndola sentir la curva de sus músculos.

El aire se le escapaba poco a poco. Belén sintió que se asfixiaba.

Tobías la soltó, a regañadientes. Su mirada juguetona se posó en el rostro sonrojado de la mujer y le preguntó en voz baja:

—Dime, cielo, ¿te gustó sentirme?

La cara de Belén se encendió aún más.

—Tobías, eres un descarado.

Tobías le apretó las manos, sin dejar que las retirara. La miró a los labios, que estaban rojos e hinchados, y no pudo evitar sonreír.

—¿Quedaste satisfecha con mi beso?

Belén levantó la vista, con los ojos llenos de rabia.

—Primero suéltame.

Tobías notó que los ojos de ella se llenaban de lágrimas. Supo que se había pasado, así que la soltó.

Pero en cuanto la liberó, Belén levantó la mano y le dio una bofetada con todas sus fuerzas.

—Tobías, no soy una de esas mujeres que puedes comprar con un poco de dinero y regalos para jugar con ellas. Tengo un esposo y una hija.

Tras el golpe, la cara de Tobías quedó girada hacia un lado. No se enojó, simplemente se pasó la lengua por el interior de la mejilla golpeada.

Levantó el rostro para mirarla y dijo con voz indiferente:

—De verdad que eres la primera mujer que conozco tan poco sensata, señorita Belén.

Belén preguntó con una risa amarga:

Capítulo 201 1

Capítulo 201 2

Capítulo 201 3

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