De Esposa Desechable a Cirujana Renacida romance Capítulo 206

Recordó que Cecilia se había quejado de dolor de estómago hacía un par de días y se molestó. Le había dicho a Fabián que Cecilia necesitaba una rutina de sueño normal.

Pero era evidente que él no había escuchado sus palabras.

Belén sintió una mezcla de ira y frustración. Casi por instinto, dio unos pasos hacia donde estaban ellos.

Pero después de unos pocos pasos, se detuvo.

Incluso si se llevaba a Cecilia del bar esa noche, ¿qué pasaría la próxima vez?

Si iba ahora, Cecilia solo la acusaría de meterse en lo que no le importaba.

Así que, después de dudarlo, decidió que era mejor dejarlo pasar.

¿Para qué esforzarse si no iba a recibir nada a cambio?

Ya había cumplido con su deber.

El resto era responsabilidad de Fabián.

Belén se contuvo. No se metió y, en su lugar, tomó a Alejandra de la mano y salieron juntas del bar.

Afuera, se quedaron en la acera, sintiendo la brisa fresca.

Cuando se sintieron mejor, ambas, por un acuerdo tácito, evitaron hablar de sus relaciones.

Alejandra se giró para mirar a Belén y dijo:

—Acompáñame a recoger mis cosas.

Belén aceptó sin pensarlo.

—Claro.

Alejandra pareció sorprendida.

—¿No vas a preguntarme nada?

—Me doy cuenta de que de verdad quieres superarlo —dijo Belén—. Te ves igual que yo cuando por fin me di por vencida con Fabián.

Alejandra sonrió.

—La verdad, Belén, es que siempre supe que mi insistencia estaba mal. Pero una persona no recapacita hasta que llega a una situación límite.

Belén se quedó perpleja.

—Alejandra, tú…

Alejandra sonrió con indiferencia.

—Por eso le rogué que volviéramos y lo traté tan bien a propósito. Quería ver hasta qué punto podía ser cruel. Quería ver si todavía tenía corazón.

Belén no supo qué decir. Abrazó a Alejandra y la consoló.

—Ya pasó. Nunca es tarde para dejar ir.

Algunos solo necesitan un instante para dejar ir, mientras que otros necesitan golpearse la cabeza contra la pared y salir heridos.

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