De Esposa Desechable a Cirujana Renacida romance Capítulo 21

A las once de la noche, después de despedir al último grupo de invitados, Mariana se dejó caer en el sofá. Sacó su celular y se puso a revisar sus redes sociales, topándose de inmediato con la publicación de Belén y sus nueve fotos.

La imagen de la familia Soler, tan unida y feliz, le revolvió el estómago.

Hoy era el cumpleaños de Alexis, y Belén, su nuera, no solo no había vuelto a casa, sino que ni siquiera se había dignado a llamar. En años anteriores, se pasaba dos días seguidos metida en la cocina, pero este año, en cambio, se había largado con su familia.

El resentimiento de Mariana creció. Se levantó de un salto y subió las escaleras hecha una furia.

Sin siquiera tocar, entró directamente al estudio de Fabián.

—Mira esto, ¿se puede saber qué significa? —le espetó, arrojándole el celular a un lado.

Fabián levantó el teléfono y le echó un vistazo rápido a la pantalla. Frunció el ceño, confundido.

—¿Qué tiene de malo?

Mariana apoyó las manos sobre el escritorio, inclinándose sobre él.

—Hoy es el cumpleaños de tu padre. No solo no ha tenido ni un detalle, sino que se largó a casa de sus padres sin decir ni pío. Desde que se casó, todo lo que come, viste y usa, ¿no lo paga la familia Rojas? ¿En lugar de atender como es debido a su familia política, se va a desvivirse por la suya? ¿Se le secó el cerebro o qué?

A Fabián no le gustaba escuchar a Mariana con esas quejas de siempre, así que empujó el celular hacia ella con indiferencia.

—Tú también vas a casa de tus padres a menudo.

Para Fabián, no tenía nada de malo que Belén visitara a su familia. Pero su respuesta solo echó más leña al fuego.

—¡No es lo mismo! Cuando se casaron, ¿no viste que nadie de la familia Soler se presentó? ¿No te quedó claro que habían roto relaciones con ella? —replicó Mariana, cada vez más alterada—. Seguro ahora que ven que la familia Rojas está en la cima, se quieren arrimar a ti. Por eso la mandaron de vuelta.

Fabián frunció el ceño, decidiendo ignorar el torrente de palabras de su madre.

—Seguro los Soler quieren algo de ti. Te lo advierto, Fabián, ni se te ocurra ayudarlos. Son una manada de lobos malagradecidos. Si quieren algo, que vengan y se arrodillen a suplicarte. Si no, que ni se molesten.

El lunes, Belén regresó a la escuela del pueblo.

Apenas llegó al consultorio, el director Simón fue a buscarla a toda prisa.

—Doctora Belén, ¡qué bueno que llegó! Llevo un rato esperándola.

Se notaba que Simón estaba muy apurado, tenía la frente perlada de sudor.

Belén se extrañó.

—¿Qué pasa? ¿Les ocurrió algo a los niños?

Dicho esto, tomó su maletín médico y se dispuso a salir, pero Simón la detuvo.

—No, no es eso. Es que esta tarde hay un evento de recaudación de fondos. Me dijeron que va a venir un empresario muy importante de Páramo Alto. La maestra de segundo B tuvo que irse por su licencia de maternidad y andamos cortos de personal. Quería pedirle si por favor podría encargarse de la clase esta tarde. Solo tiene que llevar a los niños al patio y, cuando termine el evento, traerlos de vuelta al salón.