Belén miraba en dirección al salón de fiestas, donde alcanzó a ver la silueta de Fabián llevándose a Frida en brazos.
Se fue sin dudar, sin siquiera pensar que ella todavía estaba en la fiesta.
«Aunque no me ame, no puede ser que no le importe si vivo o muero», pensó Belén.
Se dijo a sí misma que, una vez que se asegurara de que Frida estaba a salvo, seguramente volvería al salón a buscarla.
Pero al final, todo fue un sueño. Fabián no regresó. Ni siquiera volvió a llamarla.
Se suponía que había ido a recogerla, pero ahora se había llevado a Frida.
Tobías, al ver la expresión aturdida de Belén, siguió su mirada.
Él también vio a Fabián y a Frida.
Adivinando la razón de la tristeza de Belén, soltó una risa fría y despectiva.
—Belén, le entregaste tu vida al hombre equivocado. No solo te fallaste a ti misma, también…
«… me fallaste a mí».
Pero esas últimas palabras, Tobías no las dijo en voz alta.
Belén estaba triste, sí, pero al poco tiempo lo entendió.
Si Fabián no la amaba, ¿por qué le importaría si vivía o moría?
Cuando se recuperó, le dijo a Tobías:
—Gracias por lo de hace un momento.
Tobías giró la cara para no verla y preguntó con voz grave:
—¿Te arrepientes?
—Me arrepiento —respondió Belén con sinceridad.
Dicho esto, se levantó, dispuesta a irse de esa fiesta.
Tobías caminó a su lado.
—Si sabes que no vale la pena, ¿para qué pierdes el tiempo sintiéndote mal?
Belén se detuvo y lo miró.
—Tobías, de verdad que ya estoy muy tranquila.
Era la verdad, pero siempre había momentos en que los sentimientos la superaban.
Después de todo, fueron ocho años, casi tres mil días y noches.
Tobías no dijo nada más, pero insistió en llevarla de regreso, incluso si era a la villa de los Rojas.
Cuando llegaron, el abuelo sorprendentemente aún no se había acostado.


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Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: De Esposa Desechable a Cirujana Renacida
Faltan muchos capitulos y a los que hay les falta parte del texto. Asi es imposible. Te gastas dinero para leer u te toman el pelo....