De Esposa Desechable a Cirujana Renacida romance Capítulo 347

Tobías no parecía estar fingiendo, y Belén, por un momento, no supo cómo reaccionar.

Al verlo con esa expresión de sufrimiento, se acercó de inmediato para sostenerlo, mientras metía una mano bajo su camisa.

Era doctora y, frente a un paciente, no podía haber distinciones de género.

Le presionó el pecho y preguntó, con el ceño fruncido:

—¿Te duele aquí?

Tobías mantuvo su expresión de dolor.

—Sí, duele.

Belén cambió de lugar y presionó de nuevo.

—¿Y aquí?

Tobías la miró y dijo con seriedad:

—Sí, también duele.

El ceño de Belén se frunció aún más, y murmuró para sí misma:

—No debería…

Con paciencia, le presionó el estómago.

—¿Y aquí? ¿Te duele?

Mientras ella lo examinaba, Tobías no dejaba de observar a Fabián y Frida.

Desde que habían entrado, los habían visto a ambos.

Pero ninguno de los dos se había acercado a saludar.

Pronto, el dueño del puesto fue a atenderlos.

A Frida le llamó la atención el letrero del puesto. Lo miraba, pero en realidad pensaba en Tobías.

«Acaba de vernos entrar a Fabián y a mí, y de repente finge que se siente mal. ¿Será que quiere que me preocupe por él?», pensó.

Aunque pensaba eso, no le dirigió la palabra, sino que se puso a mirar las lámparas de loto.

Fabián la acompañaba, pero estaba distraído, mirando de vez en cuando a Belén y a Tobías.

Belén seguía examinando a Tobías, pero no importaba dónde presionara, él se quejaba de dolor.

Incluso cuando le tocó el pecho, Tobías soltó un gemido casi sensual.

A pesar de estar en público, no tuvo reparo en hacerlo.

El sonido le erizó la piel a Belén, quien lo empujó y le espetó con dureza:

—Tobías, ¿qué demonios haces?

Tobías la miró con una sonrisa pícara.

—Nada, solo que después de que me tocaste, parece que el pecho ya no me duele tanto.

Belén no quiso discutir con él. Se dio la vuelta para irse.

Pero en ese instante, vio a Fabián y a Frida.

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