De Esposa Desechable a Cirujana Renacida romance Capítulo 362

Belén recorrió varias tiendas antes de encontrar una avena que le pareciera adecuada.

Cuando llegó al hospital, Cecilia todavía dormía.

Se sentó al borde de la cama y observó el pálido rostro de su hija, con el corazón encogido de dolor.

Pasó casi media hora antes de que Cecilia abriera lentamente los ojos.

Al ver a Belén, su corazón se alegró, pero por alguna razón, las palabras «mamá» no salían de su boca.

Belén no se molestó por eso; al contrario, le preguntó con paciencia:

—¿Te sientes un poco mejor?

Le tocó la frente con la mano. Ya no ardía tanto.

Cecilia tragó saliva. Sentía la garganta como si la rasparan con vidrios, y con los ojos enrojecidos, las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas.

Belén sabía que se sentía mal y le habló con suavidad.

—Mamá te trajo avena. Come un poquito y luego duermes otro rato.

Cecilia asintió.

—Sí.

Belén la ayudó a incorporarse, la aseó un poco y luego comenzó a darle la avena.

Cecilia se llevó una pequeña cucharada a la boca, pero apenas la probó, la escupió.

Belén rápidamente usó un pañuelo para recoger lo que había vomitado y le preguntó con preocupación:

—¿Qué pasa? ¿No te gusta la avena?

Cecilia hizo un puchero, con la voz terriblemente ronca.

—Esta no es la avena que hace mi mamá. Quiero la que hace ella.

Al recordar la avena que Helena había tirado, un dolor punzante atravesó el corazón de Belén. No le quedó más remedio que intentar convencer a Cecilia con paciencia.

—Cecilia, mi amor, sé buena. Come un poquito de esta por ahora, y al mediodía mamá te prepara algo rico, ¿quieres?

Cecilia levantó la vista hacia Belén y vio el cansancio en el rostro de su madre. Pero en lugar de sentir compasión, solo sintió una rabia infinita.

«Estoy enferma y a mi mamá no le importo. Ni siquiera fue capaz de prepararme la avena».

Con esos pensamientos, Cecilia se sintió terriblemente ofendida.

Ya que a su mamá no le importaba, entonces ella tampoco quería que la acompañara.

Así que se recostó de nuevo en la cama, le dio la espalda a Belén y dijo:

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