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De Esposa Desechable a Cirujana Renacida romance Capítulo 6

—¡Te extraño mucho, señorita Frida! Quiero que me cuentes un cuento, y quiero estar pegadita a ti…

De pie, fuera de la habitación, Belén recordó la reacción de rechazo de su hija cuando la besó antes, y su corazón se partió de dolor.

Pensaba que, si se divorciaba de Fabián, al menos su hija seguiría siendo suya. Pero no se imaginaba que su hija, al igual que Fabián, también preferiría a una extraña.

Resultaba que, en su matrimonio con Fabián, todo su esfuerzo y sacrificio no eran más que una broma de mal gusto. A nadie le importaba lo que ella había hecho.

Después de un largo rato, Belén bajó las escaleras, arrastrando su cuerpo agotado.

Camila, al ver su estado ausente, se acercó para preguntarle algo, pero Belén la despidió con un gesto de la mano.

Apenas salió de la Mansión Armonía, Belén llamó a Fabián.

Marcó varias veces, pero nadie contestó. Sin embargo, Belén no se rindió y siguió insistiendo.

Normalmente, si él no contestaba después de una o dos llamadas, ella dejaba de intentarlo.

Pero esa noche, era como si se hubiera vuelto loca, no paraba de marcar.

Finalmente, Fabián contestó: —Estoy ocupado, si tienes algo que…

Pero antes de que Fabián pudiera terminar, Belén lo interrumpió: —Quiero verte. Ahora mismo.

A través del teléfono, Belén le gritaba a Fabián como una loca, desahogando toda su frustración.

Su grito desgarrador, sin importarle las formas, hizo que Fabián frunciera el ceño.

Cuando Belén se calmó un poco, Fabián finalmente habló: —Lo que sea que tengas que decir, espera a que nos veamos el próximo mes.

Dicho esto, colgó sin contemplaciones.

Al escuchar el tono de ocupado, Belén ni siquiera pudo llorar.

Antes, Belén no se atrevía a armar un escándalo por la existencia de Frida; ahora, simplemente no le importaba.

Después de un largo silencio, Fabián abrió la puerta y bajó del carro. Actuando como si no la hubiera visto, se dirigió al lado del copiloto para abrirle la puerta a Frida.

Sin embargo, Belén lo detuvo: —Fabián, hablemos.

Fabián la ignoró y siguió intentando abrirle la puerta a Frida. Pero Belén se abalanzó, le apartó la mano de un manotazo y le espetó furiosa: —¡Fabián, puedes estar con quien quieras, pero Cecilia es mi hija! ¿Con qué derecho dejas que una extraña se meta entre mi hija y yo?

Finalmente, Fabián la miró. Desde su altura, la observó con desdén y dijo con voz grave: —Frida es mejor madre que tú.

Dicho esto, Fabián la apartó y abrió la puerta del carro.

Belén se quedó paralizada, tardando un buen rato en procesar el significado oculto de sus palabras.

¿Acaso quería que su hija llamara «mamá» a Frida?

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