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El Baile de Despedida del Cisne Cojo romance Capítulo 185

Frente a esta decisión, Marcelo dudó.

Ariel, viendo que su papá no tomaba una decisión, se puso más nervioso.

—¡Papá, papá, no me puedes dejar así! ¡No quiero ir a la cárcel! ¡Papá, ayúdame, por favor!

Marcelo miró a Estefanía y a Benicio con una expresión de sufrimiento, luego le habló a Ariel con voz amarga:

—Hijo, pedirle a tu papá no sirve de nada, mejor pídeselo a tu hermana y a tu cuñado. Yo ni tengo poder ni dinero, ¿de qué te sirve venir conmigo?

Desde siempre, Ariel había sido el consentido de Olivia. Al escuchar esto, Olivia le lanzó una mirada fulminante a Marcelo.

—¡Si ya sabes qué hacer! ¡Firma el papel de renuncia voluntaria y ya!

—Pero... yo no quiero, ¿acaso ves que tenga ganas de hacerlo? —Marcelo puso los ojos en blanco.

—¡Es tu hijo! ¿Vas a quedarte tan tranquilo viendo cómo lo encierran? —le gritó Olivia, furiosa.

Marcelo siempre había mandado en su casa, y no estaba acostumbrado a que Olivia lo enfrentara. Aunque al principio se sintió culpable, ahora su enojo lo hizo alzar la voz.

—¿Y qué si va a la cárcel? ¡Son solo unos años! ¿Tú sabes cuánta lana vamos a recibir por la indemnización? Ni aunque se parta el lomo va a juntar ese dinero en varios años.

Ariel ya no pudo más y se quebró.

—Papá, ¿no decías que yo era tu consentido?

—¿Y de qué sirve consentirte? ¿Acaso tú me puedes dar varios millones?

—¡Marcelo, eres un desgraciado! ¡Ahora sí vas a ver! —gritó Olivia, y sin que nadie supiera de dónde, sacó unas tijeras y se le fue encima.

—¡Estás loca! —Marcelo salió corriendo, pero su cuerpo pesado lo traicionó y acabó cayéndose de bruces al suelo.

Pero Estefanía lo vio claramente: Marcelo no se cayó solo, Ariel le puso el pie para que tropezara. Entonces, Olivia se lanzó sobre Marcelo, se montó sobre él y le puso las tijeras en el cuello.

—¡Marcelo! ¿Vas a firmar o no?

Tal vez para los demás aquello solo era un espectáculo, pero Estefanía sentía un dolor profundo en el pecho.

Ella siempre supo que Olivia nunca la había querido, que su hermano era un bueno para nada y que su papá era como era. Pero la reacción de Olivia la dejó sin palabras.

Resulta que Olivia tenía mucho amor de madre. Tanto, que sería capaz de darlo todo, hasta arriesgar la vida. Qué lástima, pensó Estefanía, que ese amor nunca le tocó a ella.

Benicio la tomó de la mano para ayudarla a levantarse y le dijo a sus hombres:

—Asegúrense de que hagan todo bien, lleven los papeles a la notaría y, cuando terminen, me avisan. Nosotros nos vamos.

Esa última frase fue para Estefanía. Terminando de hablar, la llevó de la mano hacia la salida.

...

Hubo otra persona que presenció todo el drama como si viera una telenovela: Helena. En ese momento, se quedó mirando la mano de Benicio rodeando los hombros de Estefanía, completamente absorta.

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