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El Baile de Despedida del Cisne Cojo romance Capítulo 220

—Así ya me quedo tranquila. Si no, siempre me pones a mí por encima de ella, y me da miedo que se sienta mal —dijo Cristina, observándolo con cautela.

Benicio guardó silencio unos segundos antes de responder.

—Ella lo entiende. Pasamos juntos los días más duros como hermanos, por eso hoy puede disfrutar de una vida tranquila. Sabe cómo es y siempre va a estar ahí.

...

Estefanía, tras ser interrumpida por Benicio, ya no tuvo ganas de seguir en la cama.

Se levantó y, al llegar a la cocina, vio que su abuelita ya había desayunado. Era pan que compraron anoche durante el paseo, y en casa aún quedaban varias cajas de leche. Además, su abuelita había preparado huevo frito. Al verla levantarse, le sonrió de oreja a oreja y fue a freírle un huevo más.

—Abuelita, yo puedo hacerlo —protestó Estefanía.

Pero la abuelita agitó la mano con energía.

—A mi edad, tengo que moverme. Así hago ejercicio.

Estefanía soltó una risa, negando con la cabeza. Su abuelita era capaz de inventar cualquier pretexto con tal de cuidarla.

Para la comida, cocinaron juntas. Después de recoger los trastes, llegó el momento de partir rumbo al aeropuerto.

Sabiendo que la abuelita se quedaría sola en Nube de Sal, a Estefanía le daban ganas de decirle mil cosas.

De la casa al viaje, le recordó cada pequeño detalle una y otra vez, pero la abuelita solo reía.

—¡Ay, Fani! Pareces una viejita. ¿Acaso crees que no valgo para nada? Todavía no me he vuelto loca —le soltó, divertida.

Estefanía no pudo evitar abrazarla con fuerza, a pesar de saber que la abuelita lo entendía todo. Pero aun así, no lograba estar tranquila.

—Abuelita, lo más importante es tu seguridad —volvió a insistir, por enésima vez.

—Ya, ya, no te preocupes —le palmeó la espalda, pero a escondidas deslizó una tarjeta de banco en el bolso de Estefanía.

Estefanía no se dio cuenta. Solo guardó la ropa interior que había lavado y secado la noche anterior, revisó que no faltara nada en la maleta, y justo entonces Noel llegó por ella.

—Tranquila, Fani. ¡Anda, vete ya! Yo puedo sola —la apuró la abuelita.

—Bueno, abuelita, en la noche...

—Ya sé lo que voy a cenar, en un rato lo preparo. Todo bajo control —la interrumpió la abuelita, empujándola hacia la puerta.

Estefanía la miró entre divertida y melancólica.

—Abuelita, ya cambiaste tu número. Solo nosotros lo tenemos, y si te llama alguien más, no contestes. Cuando suba al avión, voy a apagar el roaming, pero apenas llegue te mando mi número nuevo.

—Sí, sí, ya lo sé. Anda, cuídate mucho allá afuera.

Antes de salir, Estefanía abrazó a la abuelita una vez más y por fin se marchó.

Capítulo 220 1

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