Cristina negó con la cabeza de inmediato.
—Beni, yo lo sé, te entiendo, no tienes que disculparte conmigo, no me voy a enojar.
Benicio arrugó la frente en silencio, sin decir nada.
—Beni... —Cristina apretó los labios, dudando—. ¿Y si mejor compramos los boletos? Podemos regresar juntos.
—No hace falta —le sonrió Benicio, tratando de tranquilizarla—. Mejor vete a dormir, descansa un poco.
Cristina negó otra vez.
—Si tú no estás bien, yo tampoco podría disfrutar. Al fin y al cabo, tiempo para salir va a haber de sobra. Mejor volvamos a casa.
Benicio se frotó el entrecejo, recargándose en el sofá mientras la miraba.
—¿Y no te parece injusto para ti?
Cristina le regaló una sonrisa suave.
—Claro que no, Beni, ¿a poco todavía no me conoces? Yo solo quiero verte bien, eso es todo lo que me importa.
Benicio soltó un suspiro largo y pesado.
—Vete a dormir, mañana lo hablamos —dijo, cansado.
—Está bien —aceptó Cristina, aunque en lugar de irse, se sentó en la alfombra junto a sus pies, sin moverse.
—Anda, no te preocupes por mí, de verdad estoy bien.
Cristina asintió despacio.
—Beni, cuando hables con Estefanía, hazlo con calma, no te pongas a discutir. Entre más le grites, más va a querer irse, ¿no crees?
Al escuchar eso, el ceño de Benicio se marcó todavía más.
Cristina se apresuró a agregar:
—Beni, no tienes que angustiarte tanto. Estefanía se ha vuelto una princesa de tanto consentirla durante estos años, así que es normal que tenga sus arranques. Es mujer, y si le das siempre por su lado, se va a acostumbrar. Pero no te preocupes, seguro que solo está haciendo un berrinche...
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Baile de Despedida del Cisne Cojo
Muy bonita novela desde principio cada capítulo es un suspenso...