Entrar Via

El Baile de Despedida del Cisne Cojo romance Capítulo 226

Gregorio mandó otro mensaje al instante:

[¿Una cosa así de grande y ni nos platicas, hermano? No le reclames a Cris por andar de metiche, ella solo está muy preocupada por ti, no sabía cómo ayudarte y nos preguntó a nosotros cómo hacerte sentir mejor. Me juró mil veces que no te dijera que me contó, tenía miedo de que te enojaras.]

Benicio contestó:

[Gracias por preocuparse, de verdad. No me voy a enojar.]

Gregorio respondió con un emoji de abrazo, ese que Cristina siempre usaba:

[Tú, seguro vas a decir que siempre decimos lo mismo, pero llevas cinco años consintiéndola, la tienes tan mimada que ya ni se le puede poner límite. Si tuviera aunque sea la mitad de la madurez de Cris, ¿tú crees que estarías pasando por esto? Mira, yo que tú le corto el dinero de una vez, a ver cómo le hace. Sin plata seguro regresa con la cabeza agachada.]

Benicio no respondió.

Él no podía cortarla así.

Estefanía tenía su propia cuenta. Siempre le depositaba directamente ahí, nunca dependió totalmente de la tarjeta extra que él le había dado.

Gregorio volvió a escribir:

[No me digas que le diste tanta plata que puede vivir a gusto sin trabajar, ¿y todo eso está a su nombre?]

Benicio seguía sin responder.

Gregorio mandó el emoji de “tonto”:

[Beni, ¿de veras eres tan ingenuo? Si Estefanía un día te vacía las cuentas y se va, ni me va a sorprender. Tú sí que...]

Benicio se mantuvo en silencio. Gregorio cambió de tema:

[Ya, da igual. Al final, tú fuiste quien la eligió. Ella es tu cruz, hermano. Ya pasó, sin importar si se fue a pasear sola o si está con otro, no le des tantas vueltas. Así es la vida, Estefanía vino para ponerte a prueba. Pero nosotros siempre estamos contigo, pase lo que pase, Cris y nosotros te vamos a respaldar.]

El mensaje terminó con otro emoji de abrazo.

En ese momento, Benicio sintió el calor de la amistad de años, de esos hermanos que resisten el paso del tiempo.

Le mandó una carita sonriente:

[Ya te pirateaste todos los emojis de Cris.]

Gregorio contestó con otra sonrisa:

[Ella es como un rayito de sol, ¿no? Desde que regresó al grupo nos llena de buena vibra todos los días. ¿A poco no, Beni?]

Benicio miró a Cristina y respondió:

[Por supuesto.]

...

Esa noche, dos personas distintas le repitieron lo mismo: que había consentido demasiado a Estefanía, que la había hecho sentir como una princesa y por eso ya no conocía límites.

Estefanía, por su parte, había planeado descansar esa tarde en el hotel, pero no pudo dormir. Además, la señora Montoya no había regresado, así que decidió levantarse a ver si podía ayudar en algo.

Nuestro precio es solo 1/4 del de otros proveedores

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Baile de Despedida del Cisne Cojo