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El Baile de Despedida del Cisne Cojo romance Capítulo 308

—Ajá —asintió Rubén mientras sacaba varios pares—. Ya se apartaron todos. Antes, cuando los clientes querían comprarlos, ella nunca aceptaba, pero ahora, de pronto, dijo que sí. Hay mucha gente esperando para hacer pedidos. Les dije que no, que la diseñadora misteriosa no acepta más encargos. Y aprovechando que vine, voy a pagarle los gemelos.

Gilberto sostenía los gemelos de diamante morado, tan exquisitos y únicos, que su mirada se volvía cada vez más sombría.

Estefanía ni se imaginaba lo que sucedía afuera. Vestía un elegante vestido color champán y, apoyada en su asistente, salió del probador.

—¿Qué te parece? ¿Se ve bien, hermano? —le preguntó a Gilberto, un poco incómoda al caminar.

Era el color que solía gustarle a Estefanía, ese tono cálido y suave que resaltaba su dulzura.

—Te queda muy bien —afirmó Gilberto, observando a su hermana—, pero… todavía está lejos de lo que busco.

Luego le lanzó a Rubén una mirada fulminante.

—¡La reina más deslumbrante de toda la sala! —exclamó Rubén, dirigiéndose al asistente—. Tráeme el vestido rojo, el de corte vintage.

En cuanto sacaron el vestido, Estefanía quedó boquiabierta.

El rojo era tan hermoso…

No era ese rojo chillón que salta a la vista, sino un tono profundo, elegante y clásico, con un aire de nobleza y distinción. El escote bajo le daba un toque sofisticado. Solo imaginarlo con un collar de rubíes era suficiente para saber que robaría todas las miradas.

Gilberto asintió con satisfacción, finalmente convencido.

Justo iba a decirle: “Pruébatelo”, cuando una voz interrumpió desde la entrada.

—¡Ay, ese vestido está precioso! Fabiana, ¿puedo comprarlo?

Alguien se lanzó directo hacia el vestido.

Cristina.

Nuestro precio es solo 1/4 del de otros proveedores

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