El Baile de Despedida del Cisne Cojo romance Capítulo 362

—Él es el hijo del dueño del taller de bebidas—comentó Fabiana con una sonrisa—. ¿Y cómo fue que encontraron este lugar? ¿No me digan que fue Beatriz quien se los recomendó? No lo creo.

Estefanía lanzó una mirada a Gilberto y soltó una carcajada.

—Fue mi hermano, dice que tiene buen ojo. No le gustan las marcas grandes, así que nos trajo a buscar por todos lados.

—Entonces llegaron al lugar correcto—respondió Fabiana, asintiendo—. El señor Omar prepara sus bebidas con mucha dedicación, lo hace de corazón, sin atajos ni trucos. De verdad, cuando las prueben me van a entender. Lo malo es que no tiene fama, porque todo lo hace a mano, de la manera tradicional, y su forma de vender es igual de sencilla. Por eso, pocos lo conocen.

Mientras Fabiana hablaba, notó que otro carro entraba por el camino de grava. Al ver quiénes bajaban, se quedó pasmada y murmuró para sí:

—¿Qué pasa hoy? ¿Será algún tipo de celebración?

Ya casi estaban todos…

De esa camioneta bajaron tres personas: Beatriz, Ernesto, y… Benicio.

Jamás se le habría ocurrido a Estefanía que se toparía con Benicio en un lugar así.

Ernesto, al ver al grupo reunido, no pudo ocultar su asombro y balbuceó:

—E-estás bromeando… Beatriz, dime que esto no es una coincidencia.

Pero sí que lo era…

Si Beatriz hubiera sabido que hoy se encontraría con tanta gente, jamás habría citado a Ernesto en casa de su tío, y mucho menos habría aceptado que Ernesto llevara a Benicio.

Esa mañana, Beatriz pasó por Ernesto a la oficina porque quería visitar a su abuelita. Claro, también le interesaba ver cómo le iba a Fabiana en el taller, pero Ernesto insistió en llevar a Benicio, diciendo que Beni andaba de malas últimamente y que necesitaba distraerse un rato con los amigos.

¡Qué ganas tenía de decirle que se aguantara!

Pero al final cedió y lo llevó, mientras no fuera Gregorio todo bien. Gregorio ni enterado estaba de que Fabiana trabajaba en el taller de bebidas.

—Estefanía, te juro que no tenía idea…—se disculpó Beatriz, visiblemente incómoda.

Estefanía negó con la cabeza, restándole importancia.