El Baile de Despedida del Cisne Cojo romance Capítulo 576

Al día siguiente, Sonia Roldán le envió un mensaje a Estefanía Navas: [Amiga, mi hermano vuela de regreso al país esta tarde y yo me voy con él a pasar las fiestas en casa. ¡Feliz Año Nuevo! ¡Nos vemos el próximo año!].

Estefanía respondió: [Feliz Año Nuevo.].

Durante varios días, Gilberto Navas no volvió a casa.

Solo llamaba para decirles que no se preocuparan, que estaba ocupado.

Estefanía supuso que su hermano debía estar ocupado con el asunto de Cristina Luján.

Y no se equivocó. Una noche, Gilberto regresó a casa con un aspecto inusualmente desaliñado. Le había crecido la barba, no traía los lentes que solía usar para aparentar y, en general, lucía como una persona completamente distinta al hombre impecable que era siempre.

—Ya está, todo solucionado —dijo Gilberto después de ducharse y afeitarse. Se presentó ante ella, fresco y arreglado, para ponerla al tanto de lo sucedido en los últimos días.

Cristina había sido arrestada el mismo día que Noel Roldán fue a buscar a Estefanía. El verdadero problema era la persona que la respaldaba.

Gilberto se negó a revelar el nombre de esa persona, limitándose a decir: —Cristina tenía algo en su contra y andaba huyendo por todas partes. Cuando escapó al país, él no pudo encontrarla. Sin embargo, se metió en problemas aquí, no podía sobrevivir y envió una señal. Él la ayudó a volver a Europa, y ella siempre usó esa información para aprovecharse de su poder, incluso para contratar a alguien que te hiciera daño.

—¿Esa persona es muy peligrosa? —preguntó Estefanía, con la sensación de que no se trataba de alguien de fiar.

Gilberto sonrió. —Para la gente común, sí. Pero para mí, no tanto. Ya todo está resuelto, no te preocupes.

Pero Estefanía no podía evitar preocuparse. Miró a su hermano con inquietud.

Gilberto le acarició el cabello con una sonrisa. —No me mires así. Tu hermano es un ciudadano ejemplar, jamás haría algo ilegal.

Esa promesa de Gilberto finalmente la tranquilizó.

—Ya casi es Año Nuevo, ¿tienes algún deseo? —preguntó Gilberto, sonriendo—. Lo que quieras, tu hermano te lo compra.

—Quiero que nuestra familia esté sana y salva —respondió Estefanía con seriedad.