El Baile de Despedida del Cisne Cojo romance Capítulo 59

Nadie lo sabía, pero todos esos preparativos habían sido completamente innecesarios…

Estefanía sonrió y dijo:

—Te lo preparé especialmente para ti. Dime, ¿crees que estoy cumpliendo bien mi papel de Sra. Téllez?

—Tú… —Benicio recogió la caja, la arrojó con fuerza directo al basurero—. Esto es una tontería, no necesito esas cosas. Aunque tuviera un hijo, podría mantenerlo sin problemas. Y ahora mismo, ni siquiera tengo hijos.

Cerró el equipaje, le puso el candado y se lo llevó él mismo, sin mirar atrás.

Estefanía se quedó ahí, inmóvil unos segundos. Luego, sacudió la cabeza y apartó de su mente cualquier malestar o dolor. Tenía que enfocarse en lo suyo.

Ayer no había terminado de llenar el formulario i20, todavía le faltaban algunos datos.

Después de desayunar, salió un momento para ir al banco y tramitar la constancia de depósito. Cuando regresó, se encerró en su cuarto y siguió llenando los papeles. Ya casi era la tarde y aún no acababa, pero el tiempo no le alcanzaba: tenía que salir al aeropuerto para tomar su vuelo.

No le quedó de otra más que meter todos los papeles en su bolso, pensando en terminarlos durante el camino.

Cuando Elvira la vio salir también con una maleta, no pudo evitar preguntar sorprendida a dónde iba.

No era para menos. Estefanía casi nunca salía, y mucho menos sola, así que verla con una maleta era rarísimo.

—Voy a regresar a la universidad, hay una celebración y no me la quiero perder. Solo estaré dos días, no le digas nada al señor, para que no se preocupe —explicó Estefanía.

—Ah… está bien —respondió Elvira, aún con cara de extrañeza.

Bajó las escaleras, pidió un carro y se fue directo al aeropuerto.

Llegó a Nube de Sal por la noche. Envió un mensaje para avisar a la Sra. Montoya que ya estaba ahí y que se verían al día siguiente en la oficina de trámites de visa. Sin perder tiempo, tomó un taxi y fue directo al hotel.

Apenas llegó, dejó sus cosas y encendió la laptop. Continuó llenando el formulario hasta las tres de la mañana. Solo entonces, agotada, mandó el correo a la universidad con los papeles adjuntos.

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